Como último título de su temporada lírica 2013, el escenario capitalino presenta esta popular ópera cómica de Donizetti con la acertada dirección musical del maestro italiano Antonello Allemandi y en una atractiva reposición de la producción originalmente estrenada en 1991. 

Por Joel Poblete

Quienes miran desde lejos al género lírico suelen quejarse de que las óperas son siempre dramas trágicos donde al final todos mueren. Por eso a menudo se sorprenden cuando se enteran que no sólo hay muchos títulos donde los protagonistas sobreviven y son felices, sino también hay una enorme cantidad de comedias, algunas de ellas en verdad irresistibles e ideales para iniciarse en este tipo de obras.

Una de las más populares es “El elixir de amor”, del italiano Gaetano Donizetti, que desde su estreno en 1832 nunca deja de hacer reír y emocionar a las más diversas audiencias con su argumento que mezcla humor, romance y melancolía. Todo transcurre en una aldea donde un joven, Nemorino, se deja engañar por un vendedor charlatán -el Doctor Dulcamara- que le ofrece un supuesto brebaje amoroso para que se gane al fin la atención y el corazón de la mujer que ama, Adina.

Como cierre de su temporada lírica 2013, el Teatro Municipal de Santiago presenta esta obra en la exitosa producción que estrenó originalmente en 1991 y que en esa ocasión estuvo a cargo del veterano y talentoso director de escena italiano Filippo Crivelli. Siempre con la llamativa y cálida escenografía de los diseñadores chilenos Ramón López y Germán Droghetti -quienes además se encargan de la iluminación y el vestuario, respectivamente-, en esta ocasión la reposición está en manos del cantante y director escénico Rodrigo Navarrete, quien conoce muy bien este montaje ya que interpretó al Doctor Dulcamara en las últimas dos versiones en ese escenario, en 1996 y 2002.

Ambientando la ópera en un contexto que evoca un caluroso poblado latinoamericano, la producción no ofrece mayores novedades a quienes la han visto anteriormente en el Municipal, pero vuelve a ser efectiva para la divertida y tierna historia, y de seguro encanta a las nuevas generaciones que la ven por primera vez. 

En lo musical, pilar fundamental en estas funciones es la experta dirección del reconocido maestro italiano Antonello Allemandi, quien debutó en el Municipal hace dos años con otra comedia de Donizetti, “Don Pasquale”. En su regreso, Allemandi nuevamente sorprende con una lectura luminosa, que sabe alternar los tiempos rápidos y chispeantes de la comedia con la delicadeza de los acentos más románticos. La Orquesta Filarmónica responde muy bien a sus exigencias, y el coro del teatro, dirigido por Jorge Klastornik, sólido como siempre, aporta además con su habitual espontaneidad en la comedia.

Del cuarteto de cantantes principales, sin duda el más destacado y convincente es precisamente quien posee mayor y más reconocida experiencia y trayectoria internacional: el barítono italiano Pietro Spagnoli, especializado en este repertorio y habitual invitado en los principales teatros líricos del mundo, quien anteriormente ha actuado en el Municipal en títulos de Rossini como “El barbero de Sevilla”, “La cenicienta” y “La italiana en Argel”, además de “Così fan tutte” de Mozart. Interpretando al Doctor Dulcamara, precisamente el rol que suele conseguir más risas del público, Spagnoli no sólo vuelve a demostrar su innegable talento actoral para la comedia, sino además una voz robusta y bien proyectada, excelente técnica y adecuadas agilidades. 

El joven tenor coreano Ji-Min Park debuta en Chile encarnando por primera vez en su ascendente carrera al protagonista de la ópera, el ingenuo y entrañable Nemorino. Tiene una voz bella y muy adecuada al rol, se gana la simpatía de la audiencia y es especialmente aplaudido en la célebre y conmovedora aria “Una furtiva lagrima”, aunque podría matizar algo más su exagerada actuación cómica. A su lado, la soprano estadounidense Jennifer Black es la veleidosa Adina. Ella se muestra eficaz en lo actoral pero aunque posee volumen y notas agudas, se la aprecia algo limitada en lo vocal, especialmente en las agilidades que exige su personaje.

En el papel del engreído sargento Belcore, el barítono finlandés Arttu Kataja -quien debutó en el Municipal en agosto en el elogiado estreno latinoamericano de “Billy Budd”- no es demasiado divertido pero al menos confirma sus buenas condiciones vocales al abordar un rol y un estilo totalmente diferente. En tanto, la soprano chilena Andrea Betancur, como Giannetta, se luce mucho más de lo que a menudo permite este rol secundario, gracias a su voz de fáciles agudos y una simpática y vivaz presencia escénica. 

Las funciones de “El elixir de amor” en el Teatro Municipal de Santiago, tanto con este Elenco Internacional como en el Elenco Estelar, que debutará este miércoles 6, se extenderán hasta el sábado 9 de noviembre.