El testimonio de un gendarme dio cuenta de la opción que tuvieron los funcionarios de advertir el inicio del fuego que terminó con la vida de 81 reos en la cárcel de San Miguel, en caso que hubiesen realizado las rondas protocolares durante la noche de la tragedia, según informó el Ministerio Público.

Este miércoles el gendarme Felipe Barrueto, que ha cumplido diversos puestos de jefatura en la cárcel de San Miguel, como el de Guardia Armada, entregó su testimonio ante el Sexto Tribunal Oral en Lo Penal de Santiago, tras ser recurrido por el Ministerio Público, en una nueva jornada de pruebas en el Juicio Oral por la muerte de 81 reos en la cárcel de San Miguel en 2010.

La Fiscalía destacó que en su relato, Barrueto dio cuenta de las obligaciones que deben cumplir protocolarmente los diferentes funcionarios de Gendarmería en el resguardo habitual de una cárcel, subrayando la necesidad de que se hubiesen realizado rondas, imprescindibles para vigilar a los internos. A esto se suma la atención que deben prestar los centinelas de los muros, quienes contaban con la posibilidad de haber advertido el incendio, siguió el fiscal Víctor Núñez.

La defensa encabezada por el abogado Juan Pablo Gómez, aseguró que es fundamental conocer las normas informales que rigen la convivencia de los reos en una cárcel, indicando que en ese sentido, es un gran aporte el testimonio aportado por el jefe de gendarmería, Felipe Barrueto.

Gomez indicó que entregó claridad respecto a que los internos, por norma, nunca informan de riñas, evitando a toda costa que los funcionarios de gendarmería se enteren, incluso al punto en que si una persona resulta lesionada, opta por suturar y sanar las heridas de forma privada, ya que se exponen a quedar de “sapos” ante sus pares, lo cual es duramente sancionado entre ellos.

El abogado defensor explicó que de esta forma, cae la teoría del Ministerio Público, sobre una riña previa de la que no se enteraron sus representados.

Según Gómez, la teoría de la riña se reafirma con las autopsias, las que dan cuenta de la inexistencia de heridas cortopunzantes indicativas de enfrentamiento.

El abogado adelantó que durante la etapa de pruebas de la defensa, se estudia que entreguen su testimonio los gendarmes imputados.