Israel liberará este martes por la noche a 26 prisioneros palestinos como parte de las negociaciones de paz auspiciadas por Estados Unidos.

Los prisioneros saldrán de la prisión militar de Ofer, cerca de Jerusalén, y serán trasladados a la sede de la Autoridad Palestina del presidente Mahmud Abas en Ramala (Cisjordania).

Todos ellos fueron encarcelados antes de los acuerdos de Oslo de 1993.

“La decisión de liberar a los prisioneros es una de las más difíciles que he tomado. Es injusta porque estos terroristas quedan libres antes de haber purgado su pena”, afirmó el lunes el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en una reunión de su partido Likud (derecha nacionalista).

Dos días antes de que se reanudara el diálogo de paz israelo-palestino el 30 de julio, Netanyahu aceptó la liberación de 104 prisioneros palestinos, en varias veces, dependiendo del progreso de las negociaciones. Unos 5.000 palestinos están encarcelados en Israel.

Los primeros 26 fueron liberados el 13 de agosto.

Netanyahu explicó al Likud que había que tomar en cuenta la realidad, refiriéndose a que había prometido a Washington que liberaría a presos para permitir la reanudación del diálogo con los palestinos.

“Estamos obligados a maniobrar en un frente internacional complejo que nos obliga a tomar en cuenta diversos elementos por el bien de Israel”, dijo, pidiendo a todos los miembros de su gobierno que “actúen de forma responsable y razonable con una visión a largo plazo”.

“El gobierno israelí no puede permitirse aceptar una serie de medidas para reanudar las negociaciones y unos meses más tarde hacerlo saltar todo. Es imposible decir sí a los estadounidenses hace tres o cuatro meses y decirles no después”, adujo el ministro de Relaciones Estratégicas, Yuval Steinitz, del entorno del primer ministro.

Pero esto no impidió que unos 2.000 israelíes, entre ellos un ministro, se manifestaran el lunes por la noche frente a la prisión de Ofer para denunciar la liberación de presos, contó un fotógrafo de la AFP.

“¡Abajo los terroristas!”, gritaron los manifestantes, entre los que se encontraba el ministro de Vivienda Uri Ariel, miembro del partido nacionalista religioso Hogar Judío, próximo a los colonos. También desplegaron pancartas en las que se leía: “¿Nos hemos vuelto locos? Liberamos a asesinos”.

Los activistas de la extrema derecha reprocharon a Uriel que no haya dimitido del gobierno.

Algunas familias de israelíes muertos en atentados decidieron recurrir esta liberación inminente ante la Corte Suprema, según uno de sus representantes, Meir Indor.

Veintiuno de estos prisioneros son de Cisjordania y los otros cinco de la franja de Gaza. Diecinueve pertenecen al partido nacionalista Fatah del presidente Abas, cuatro al Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP, izquierda) y tres al islamista Hamas.

Con la excepción de uno, todos los prisioneros fueron condenados a por lo menos una cadena perpetua y purgaron entre 19 y 29 años de cárcel, según la lista publicada por el servicio penitenciario israelí.

En la víspera de la liberación de los palestinos, dos cohetes fueron disparados desde la franja de Gaza contra la ciudad de Ashkelon, en el sur de Israel, sin causar daños.

En el poder en Gaza, el movimiento islamista Hamas denunció las negociaciones “peligrosas” entre Israel y los líderes palestinos con sede en Ramala.

Un responsable israelí que pidió el anonimato aseguró que los últimos disparos desde Gaza no impedirían la puesta en libertad de los 26 prisioneros.

Pero Netanyahu advirtió de que los prisioneros que se dediquen a “actividades hostiles contra Israel” purgarán lo que les quede de la pena.