Al menos 52 personas murieron este domingo en Irak en una serie de atentados con coche bomba, elevando el balance de muertos a más de 640 en un mes de octubre particularmente sangriento.

En Bagdad y su periferia, por lo menos 30 personas murieron en zonas mayoritariamente chiitas al estallar nueve coches bomba.

Las explosiones, ocurridas en ocho puntos distintos de la capital iraquí y alrededores, dejaron más de 90 heridos, según fuentes médicas y de los servicios de seguridad.

El atentado más sangriento en la capital se produjo en una zona comercial del norte de Bagdad, en el barrio de Shaab, donde al menos cinco personas murieron y 17 resultaron heridas al estallar dos coches bomba.

Las otras siete explosiones se produjeron en los barrios de Bayaa, Baladiyat, Mashtal, Hurriyah y Dura, en la capital iraquí. También hubo ataques en Saba al Bur y Nahrawan, cerca de Bagdad.

La explosión ocurrida en Mashtal tuvo como blanco una estación de autobuses, mientras que las de Bayaa, Dura y Saba al Bur apuntaron contra zonas comerciales.

Para limitar el riesgo de atentados con coche bomba, las autoridades iraquíes impusieron el mes pasado en Bagdad un sistema por el que los residentes sólo pueden conducir su vehículo un día de cada dos, con el que no han logrado limitar la espiral de violencia.

También este domingo, 14 personas, civiles y militares, murieron cuando otro coche bomba estalló frente a un banco de Mosul, en el momento en que unos soldados iraquíes hacían cola para cobrar sus sueldos.

En esa misma ciudad, un coche bomba estalló cerca de un retén militar, matando a una mujer e hiriendo a ocho personas más, según fuentes oficiales. Además, hombres armados mataron a dos civiles chiitas en la región de Muqdadiyah, al noreste de la ciudad de Baquba.