El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llamó este jueves al Congreso a apurar para “este año” la aprobación de una reforma migratoria para regularizar la situación de millones de inmigrantes indocumentados.

La reforma “es buena para nuestra economía, buena para nuestra seguridad nacional, buena para nuestro pueblo y deberíamos hacerlo este año”, dijo Obama en la Casa Blanca.

Por segunda vez en una semana, Obama volvió a la carga sobre esta promesa electoral, intensificando la presión sobre la Cámara de Representantes, en manos de la oposición republicana, para que siga el ejemplo del Senado, que aprobó un proyecto migratorio en junio.

“No esperemos. No se hace más fácil con solo aplazarlo. Hagámoslo ahora, no lo retrasemos”, afirmó.

“Hagámoslo y de una manera bipartidista”, señaló el mandatario, a pocos días del fin de una pugna política que provocó el cierre parcial del gobierno por más de dos semanas y dejó al país al borde de decretar una moratoria de su deuda.

A los republicanos, que recibieron el mayor golpe en la opinión pública durante la crisis, les recordó el apoyo mayoritario que tiene la reforma entre la población.

“Echen una mirada detallada a las encuestas, porque el pueblo estadounidense apoya esto”, dijo, en referencia al plan para sacar a los 11 millones de inmigrantes ilegales de las sombras.

Aplaudido en la Casa Blanca por sus simpatizantes, el discurso del mandatario recibió el acostumbrado apoyo de los movimientos sindicales y a favor de los derechos de los inmigrantes.

Obama “presentó hoy una clara justificación del porqué aprobar la reforma migratoria es de interés para el país y es alcanzable este año”, dijo en un comunicado, Frank Sherry, de la coalición Americas Voice.

El tiempo se acaba

Pero a cinco semanas del fin del periodo legislativo, el tiempo se reduce para aprobar la debatida reforma, antes del retorno de las luchas partidistas en las elecciones legislativas de 2014.

Los demócratas en la cámara baja presentaron a inicios de octubre una propuesta similar a la del Senado, pero hasta ahora no ha recibido el apoyo del otro lado del pasillo.

La minoría demócrata asegura contar con los votos necesarios de ambos partidos para pasar el proyecto, y acusan al presidente de la Cámara, John Boehner, de impedir la votación.

Contrarios a una ley amplia, los republicanos han presentado pequeñas reformas separadas, sobre seguridad fronteriza o visas, pero ninguna ha llegado a la votación en la plenaria.

A priori, el discurso de Obama no alteró el debate.

El congresista republicano Raúl Labrador descartó por completo que la Cámara vaya a intentar alcanzar un compromiso con el Senado para una reforma general.

Recordando el bloqueo de hace unas semanas por el presupuesto, el parlamentario dijo este jueves que no cree que Obama podría negociar “de buena fe” sobre inmigración, señalando que “sería una locura” para su partido.

“Cualquier cosa que negociemos ahora con el presidente sobre inmigración tendrá el mismo fin, que es destruir al partido Republicano y no para lograr buenas políticas”, dijo Labrador, quien abandonó en junio un grupo de ocho congresistas que estudiaba un proyecto migratorio.

Los republicanos se oponen principalmente a una vía a la ciudadanía a los 11 millones de sin papeles, que ven como una amnistía, y que está contemplada, aunque bajo estrictas condiciones, en el texto del Senado.

El proyecto del Senado establece también una fuerte militarización de la frontera con México, una concesión que hicieron los senadores demócratas para lograr el apoyo de sus colegas republicanos.

“Ahora le toca a los republicanos en la Cámara decidir si la reforma se convierte en realidad o no”, dijo Obama, reelecto en noviembre de 2012 particularmente gracias al apoyo de los latinos, muy susceptibles al tema migratorio.

“Lo que no podemos hacer es barrer el problema debajo de la alfombra una vez más, y dejarlo a que otro lo resuelva en algún momento en el futuro”, subrayó.

Los republicanos podrían introducir la semana próxima un proyecto que toma en cuenta la condición de las personas que viven ilegalmente.

El texto contemplaría otorgar un estatus legal de seis años a los inmigrantes indocumentados, anunció el miércoles el congresista Darrel Issa.

“Está a medio camino, y siempre lo ha estado, entre amnistía completa y simplemente rechazar gente”, dijo Issa.

Fuera de las paredes institucionales, el debate por la reforma migratoria también se expresó en las calles.

Este jueves un medio centenar de personas, que condujeron desde Arizona (oeste), realizaron una vigilia frente a la Casa Blanca, luego de haberse congregado en los últimos dos días en rezo frente a las oficinas de Boehner, quien se negó a recibirlos.

Ahora planean perseguirlo incluso hasta su estado de Ohio (norte), anunciaron.