El gobierno de México subió este martes el tono de su reclamo a Estados Unidos para esclarecer las denuncias de espionaje a altos funcionarios, entre ellos Felipe Calderón cuando era presidente, luego de que su reacción inicial fuera considerada tibia por la oposición y expertos.

Dos destacados ministros del gabinete del actual presidente Enrique Peña Nieto (Partido Revolucionario Institucional, PRI) anunciaron que el gobierno prepara una investigación propia y “exhaustiva” sobre las denuncias, a la vez que llamará al embajador estadounidense a rendir cuentas.

La investigación ordenada por Peña Nieto “deberá determinar si existen evidencias o no sobre las versiones antes citadas” y que se deslinden responsabilidades, dijo el secretario (ministro) de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, en un breve mensaje a los medios en Ciudad de México.

El ministro recalcó que indagará la “probabilidad” de que funcionarios o exfuncionarios mexicanos hayan participado en esas prácticas “intencionalmente o bien por omisión, negligencia o cualquier otro motivo”.

La revista alemana Der Spiegel publicó el domingo que la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA por su sigla en inglés) intervino en mayo de 2010 el correo electrónico del entonces presidente Felipe Calderón (2006-2012), cuyo mandato estuvo caracterizado por una estrecha relación con Washington en la lucha contra los cárteles narcotraficantes.

A principios de septiembre, la cadena brasileña Globo reveló que en 2012 Estados Unidos intervino las comunicaciones del entonces candidato presidencial Peña Nieto y de la mandataria brasileña, Dilma Rousseff.

Días después, el propio Obama se comprometió con Peña Nieto a investigar y deslindar responsabilidades.

El canciller mexicano, José Antonio Meade, avanzó el martes también desde Ginebra que su gobierno convocará de nuevo al embajador de Estados Unidos, Anthony Wayne, para que le informe sobre la investigación comprometida por Obama y dijo que ésta se debe ampliar ante las nuevas relevaciones y debe concluir “en un plazo breve”.

Los fuertes reclamos de Francia y Brasil

Las revelaciones periodísticas referentes a México provienen de documentos secretos filtrados por el estadounidenses Edward Snowden, el prófugo excontratista de la NSA acusado de espionaje por su país y asilado en Rusia.

Además de Rousseff -quien suspendió una visita de Estado a Washington este octubre-, esas filtraciones también involucraron a Francia, cuyo gobierno tuvo una fuerte reacción ante la revelación del diario Le Monde el lunes de que la NSA efectuó 70,3 millones de grabaciones de datos telefónicos de franceses entre diciembre de 2012 y enero de 2013.

Pero según el director de inteligencia estadounidense, James Clapper, la información de que la NSA “ha realizado más de 70 millones de grabaciones de datos telefónicos de ciudadanos franceses es falsa”, al tiempo que consideró que la denuncia del diario francés es “imprecisa y engañosa”.

El presidente François Hollande expresó por teléfono a Obama su “profundo rechazo” por este caso y su gobierno convocó al embajador de Estados Unidos en París.

El jefe de la diplomacia francesa, Laurent Fabius, dijo de su lado que había dejado claro en una reunión el martes con su homólogo estadounidense, John Kerry, que Francia considera “inaceptables” las prácticas de espionaje de Estados Unidos así como que hayan sido desarrolladas “hasta ese punto entre amigos, aliados”.

En ese encuentro, celebrado en París, “John Kerry respondió que era un sistema heredado de administraciones anteriores”, afirmó Fabius a reporteros.