El cielo de Sidney estaba oscurecido este jueves por el humo y las cenizas provenientes de unos inmensos incendios que arrasaban el sudeste de Australia y que podrían haber destruido “cientos” de casas, según los bomberos.

Varios incendios declarados en las Montañas Azules, una cadena montañosa situada unos 100 km al oeste de Sidney, sumieron a la mayor ciudad australiana en la penumbra: el cielo estaba cubierto por una capa de nubes espesa y opaca, de un color entre gris y rojizo, y del cielo caían ceniza.

A la situación se le sumaba la presencia de vientos fuertes y erráticos y unas temperaturas en torno a los 34 grados, anormalmente altas en estas fechas.

“Aún no sabemos cuántas casas han sido destruidas, pero prevemos que sean varios centenares”, declaró Barry O’Farrell, primer ministro de Nueva Gales del Sur, el Estado en el que se encuentra Sídney.

El responsable de los servicios de bomberos del Estado, Shane Fitzsimmons, calificó la jornada de “muy difícil y muy peligrosa”, con fuegos imprevisibles, que progresaban a toda velocidad debido a la acción del viento.

“Tendremos decenas, o incluso cientos de propiedades destruidas” y “gente que pierde todo lo que tiene”, añadió.

Las autoridades sanitarias de Sidney alertaron a las personas con problemas respiratorios de los riesgos de la situación. De momento no se ha registrado ninguna víctima mortal.

La fuerza de los vientos impidió el despegue de varios aviones antiincendios. Las autoridades recomendaron a los habitantes de las Montañas Azules despejar lo máximo posible las carreteras para dejar pasar a los vehículos de los bomberos.

Se espera que la velocidad del viento se reduzca y que las temperaturas bajen el viernes, aunque según las previsiones meteorológicas volverán a subir el fin de semana.

Los incendios forestales son frecuentes en Australia durante el verano austral, entre diciembre y febrero. En 2009, un incendio en el estado de Victoria (sur) provocó la muerte de 173 personas y redujo a cenizas miles de viviendas.