Puede que las mujeres hoy en día se vistan en las mismas tiendas en todo el mundo, pero la imagen de la parisina “chic”, de la francesa elegante, sigue resistiendo e inspiró incluso una exposición y libros de consejos para acercarse a ese mito.

“Novela de un guardarropa, el chic de una parisina de la Belle Epoque a los años 30″. El museo Carnavalet de París dedica una exposición a una elegante vendedora de la casa de modas Cheruit, con incluye modelos de Worth y Lanvin. Durante la Primera Guerra Mundial (1914-18), las telas se vuelven menos lujosas, los cortes más simples, pero el conjunto resulta sobrio y elegante.

“Este guardarropas simboliza la elegancia francesa en su paroxismo”, explica Christian Gros, uno de los curadores de la exposición. “París es la capital de la moda desde la Edad Media (…) pero la idea de la parisina, necesariamente elegante, nace a fines del siglo XIX y principios del XX”, agrega.

¿Qué sucede un siglo más tarde, cuando las mujeres de Tokio, Nueva York o París se visten en Zara, H&M o Gap? Cada ciudad tiene un estilo propio. Para el diseñador norteamericano Tom Ford, ex director artístico de Gucci e Yves Saint Laurent, “Londres es una de las pocas ciudades donde la gente se viste correctamente”. En cuanto a los franceses, “no existe gente menos atractiva” en el mundo, sentenció recientemente el texano creador del estilo porno-chic de los 90 en declaraciones al diario británico The Telegraph.

Pero el estilo francés sigue seduciendo. El libro “La Parisina”, de Inés de la Fressange, que fuera musa inspiradora de Karl Largerfeld para Chanel, se publicó en 2010 y se vendió en más de un millón de ejemplares y fue traducido a 17 idiomas.

No caer en la trampa de las tendencias

La ex modelo, precisamente símbolo de la parisina elegante y aguda, revela sus secretos para tener “la actitud made in Paris”. La parisina es “anti-bling” -es decir poco ostentosa-, se siente bien con su look y “nunca cae en la trampa de las tendencias”.

La “embajadora” del chic parisino, Nathalie Rykiel, se interesa “en las diferentes formas de la elegancia” de la actualidad, en su libro “La Elegancia”, que acaba de publicarse. “Pienso que hay una actitud francesa, algo muy sutil”, confía a la AFP.

“Existe sobre todo para los ojos extranjeros”, explica la hija de la diseñadora Sonia Rykiel. Menciona a su profesora de pilates, “una mujer espléndida”. “Muchas veces me pregunta: ¿qué es eso que tienen ustedes, las francesas? ¿Cómo puedo conseguirlo? Como si se tratase de trucos, de fórmulas o pequeñas recetas”, cuenta Nathalie Rykiel.

No es fácil definir esa famosa elegancia a la francesa. “No puede ser arrogante. No puede ser una visión unánimemente estética. (…) Induce una mezcla de sensualidad, cierto gusto”, analiza Nathalie Rykiel. “La elegancia da la sensación de ser algo innato. (…) Si hay esfuerzo, no puede ser visible”.

Para Danielle Luquet de Saint Germain, modelo fetiche de Yves Saint-Laurent en los años 60, que acaba de subastar su excepcional guardarropa de alta costura, “la parisina es fácil de reconocer”.

“Es algo en el aspecto y el andar. Puede ser un par de caravanas discretas (…). No es algo demasiado vistoso, no es una cartera de marca demasiado llamativa”, asegura esta elegante mujer. “Puede ser de Zara o H&M. Una camisa blanca, jeans y zapatos simpáticos. Caminar erguida y listo”.

Un estilo opuesto al de las “mujeres demasiado vistosas, con tacones demasiado altos, que dificultan el caminar”, agrega.

Otro libro, publicado el 10 de octubre, también analiza el tema. En “Las locas horas en la vida de una parisina”, Guenolee Milleret, historiadora de la moda, y Angeline Melin, ilustradora, presentan una “libreta de tendencias”. El tema parece inagotable…