Cerca de 45.000 atletas desafiaron el frío el pasado domingo para participar sin ningún temor en la maratón de Chicago, la más grande de los Estados Unidos desde la de Boston en abril, escenario de un doble atentado con explosivos.

La ciudad había tomado importantes medidas de seguridad y la policía se mostró muy activa a lo largo de los 42 km para tranquilizar a los atletas y espectadores.

“Realmente tuve mucha emoción”, señaló Lindsay Decker, de 23 años, quien vino a apoyar a su hermana en su primera maratón. “Lloré cuando la vi. Estoy muy orgullosa”, comentó.

Pero Lindsay Decker no pensó que la carrera fuera a sufrir un atentado a pesar de ver estacionado en la calle un vehículo de antiexplosivos de la policía local, y que su hermano le advirtiera de la presencia de uniformados en varios techos de edificios.

“No estoy preocupada. Me siento bastante segura porque hay una gran cantidad de policías alrededor”, explicó.

Antes de la salida, los organizadores hicieron un minuto de silencio en memoria de las tres víctimas mortales de las dos bombas que explotaron en la meta de la maratón de Boston el 15 de abril, que dejó unos 250 heridos.

Uno de los sospechosos en el ataque, Tamerlan Tsarnaev, fue abatido por la policía durante un tiroteo tres días después del ataque cuando intentaba escapar de un vasto operativo de las autoridades en Boston, mientras que su hermano menor Dzhojar Tsarnaev, capturado gravemente herido en la misma operación horas después, se ha declarado no culpable de los 30 cargos, 17 de los cuales son punibles con la muerte.

La canadiense Diane Roy, de 42 años, estaba en Boston ese día y se enteró de los terribles hechos luego de haber terminado la carrera. Todavía tenía el recuerdo del ataque cuando fue a Londres para disputar otra maratón, pero ella se niega a dejarse intimidar.

“Vamos a pensar en ello, pero voy a hacer mi carrera”, le había dicho a la AFP dos días antes de la maratón de Chicago.

“La gente tiene que demostrar que la vida continúa a pesar de las amenazas terroristas”, advirtió Philippe Dubois, de 43 años, llegado de París.

El ataque “me motivó aún más para viajar a los Estados Unidos para correr en la maratón”, comentó. “Pensé en ello (el atentado), sí, pero se debe fomentar y apoyar la maratón”, agregó.

El entusiasmo de la multitud era contagioso. Algunos corredores, por ejemplo, usaron tutú, otros lo hicieron con sombreros o disfrazados. Algunos hacían juegos malabares mientras corrían, y los espectadores tintineaban sus campanas y agitaban banderas.

La maratón de Chicago fue ganada por los kenianos Dennis Kimitto y Rita Jeptoo en sus respectivas ramas.