El Senado debe reunirse este domingo, en un hecho inusual, para intentar poner fin al bloqueo del presupuesto en Estados Unidos, cuando no quedan más que tres días laborales para impedir un cese de pagos de la deuda de la primera economía mundial.

Luego de concretarse el sábado un impasse en la Cámara de representantes, las miradas están puestas en el Senado, donde ambos jefes de grupo, demócrata y republicano, intentarán alcanzar un compromiso que ponga fin a un bloqueo político de casi dos semanas sobre el tema del presupuesto y la deuda.

Estados Unidos enfrenta dos crisis vinculadas políticamente pero cuya coincidencia es debida a un azar del calendario: una es la ausencia de un acuerdo en el Congreso el 1 de octubre sobre el presupuesto 2014 que mantiene paralizado parcialmente al gobierno y otra es el bloqueo en el Congreso para elevar el techo de la deuda antes del 17 de octubre, fecha en que el Tesoro estadounidense no podrá honrar algunos compromisos de su deuda.

En momentos en que las dos cámaras disponen de apenas tres días laborales para acordar un alza en el techo de la deuda, los senadores mostraron su voluntad de lograr un acuerdo que evitaría el cese de pagos de la economía estadounidense.

Pero según Harry Reid, jefe de fila de los demócratas en el Senado, sus contactos del sábado con el jefe de los senadores republicanos, Mitch McConnell, aunque fueron “extremadamente cordiales” fueron “muy preliminares” y “no aportaron nada en concreto”.

Por su lado, los legisladores de la Cámara de representantes se retiraron de Washington por el fin de semana hasta la tarde del lunes, tras mantener una corta sesión el sábado en la mañana.

Los representantes republicanos acusaron al presidente Barack Obama de haber rechazado su propuesta. “Estoy decepcionado con que el presidente haya rechazado la oferta que pusimos sobre la mesa”, dijo Eric Cantor, jefe de la mayoría republicana en la Cámara.

El sábado, Obama expresó su hostilidad a la idea de extender solamente por algunas semanas el alza del techo de la deuda.

La Casa Blanca también lamentó que se haya rechazado el sábado una medida del Senado que habría permitido al Estado federal continuar pagando sus préstamos hasta fines del año 2014 y alejar de esa forma el riesgo de un inédito default.

“Con apenas cinco días antes de que el Estado no pueda pedir más préstamos, el Congreso debe avanzar en una solución que ponga fin a la parálisis del gobierno y que nos permita pagar nuestras facturas”, advirtió el sábado Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca.

El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, previnó la noche del sábado que “estamos a cinco días de un momento muy peligroso”. Si tiene lugar un default de pagos de Estados Unidos, “podría constituir un acontecimiento desastroso para los países en vías de desarrollo, y también será muy perjudicial para las economías desarrolladas”, advirtió.

La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, comparó los efectos que tendría un cese de pagos estadounidense con los de la crisis financiera de 2008.

“El estatuto de la economía estadounidense estaría, de nuevo, en peligro”, indicó Lagarde en la emisión de la cadena NBC “Meet the press”, algunos de cuyos extractos han sido publicados este domingo.

“Si hay tal nivel de perturbación, de falta de certidumbre, de falta de confianza en los compromisos de Estados Unidos, eso implicaría perturbaciones masivas en el mundo entero. Y estaríamos expuestos a caer, nuevamente, en la recesión”, advirtió Lagarde.

Los directores de grandes bancos también expresaron su inquietud sobre un eventual default, como lo hizo Jamie Dimon, director de JPMorgan, el banco más grande de Estados Unidos.

En su alocución semanal del sábado, Obama expresó su hostilidad a la idea avanzada por los republicanos de extender por unas pocas semanas el alza del techo de la deuda.

Plan al Senado

Ese corto plazo habría permitido, según los republicanos, negociar un amplio acuerdo de reforma de los programas sociales estadounidenses, entre ellos el sistema público de jubilaciones, manteniendo siempre la presión sobre el presidente.

El aparente endurecimiento de la posición del ejecutivo hizo desplazar el centro de gravedad de las negociaciones al Senado, donde demócratas y republicanos anunciaron el sábado estar trabajando sobre un plan alternativo al que se presentó en la Cámara de representantes.

Los senadores son reconocidos por ser menos intransigentes que sus colegas de la Cámara. Pero todo acuerdo deberá ser aprobado por igual en ambas ramas del legislativo.

Pero otro tema diferente ensombrece la situación: la parálisis de las administraciones federales desencadenado el 1 de octubre por falta de votos sobre los gastos e ingresos en el Congreso. Cientos de miles de funcionarios recibieron la orden de permanecer en sus casas, provocando una cascada de mal funcionamiento del gobierno federal en todo el país.

Ante esa insostenible situación, varios Estados (Nueva York, Arizona, Colorado, Utah, Dakota del Sur) han reabierto al público el sábado con sus propios medios varios parques nacionales, como el Gran Cañón.