La presidenta argentina, Cristina Fernández, evoluciona sin complicaciones y está de buen ánimo, informó el centro médico donde se encuentra internada este sábado, cinco días después de una operación en la cabeza y a 15 días de cruciales elecciones legislativas.

Fernández, de 60 años, “evoluciona en un postoperatorio sin complicaciones, está de excelente humor, alimentándose en forma habitual”, informó la Fundación Favaloro de Buenos Aires, donde la presidenta fue intervenida el martes para extraerle un coágulo de la cabeza.

El parte médico diario agregó que la jefa de Estado tiene “todos sus controles clínicos y neurológicos dentro de lo normal”.

No está decidido aún cuándo se le dará el alta y podrá regresar a la residencia oficial de Olivos (periferia norte) en plena campaña electoral hacia los comicios del 27 de octubre, en el que el oficialismo busca conservar su mayoría en ambas cámaras.

“Está muy bien. Sigue caminando, acaba de almorzar”, amplió el vocero presidencial, Alfredo Scoccimarro, en la puerta del sanatorio privado de Buenos Aires.

La presidenta fue operada por un hematoma a raíz de un accidente casero, hace dos meses, que le fue detectado el sábado pasado. Fernández se golpeó la cabeza accidentalmente el 12 de agosto cuando ordenaba regalos de su nieto Néstor Iván, hijo de Máximo Kirchner (de 36 años).

El accidente se produjo un día después de las elecciones primarias obligatorias en las que el oficialismo sufrió derrotas en varios distritos claves del país. No obstante, el gobernante Frente para la Victoria, el único con listas en todo el país, fue la fuerza más votada con 26,3% de los votos, aunque lejos del 54% que obtuvo la presidenta para su reelección en 2011.

Fernández sigue manejando el gobierno desde su habitación, señalaron todos sus colaboradores. “No nos confundamos, hay un sólo liderazgo que se llama Cristina Fernández y ahí estamos todos empujando muy fuerte”, dijo el viernes en un acto el vicepresidente Amado Boudou, quien quedó a cargo del Ejecutivo.

El nuevo protagonismo de Boudou, sobre quien pesan denuncias de presunto enriquecimiento ilícito y es el político con peor imagen pública según las encuestas, incomodó al oficialismo que había apostado a la omnipresencia de la presidenta para apuntalar la campaña de sus candidatos al Congreso.

Unos 30 millones de argentinos están habilitados a votar para renovar la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado, en comicios que definirán la composición del Congreso para los últimos dos años del segundo mandato de Fernández.