“El interés por el Premio Nobel de la Paz es más bien enorme este año”, explicó Bente Kristiansen, coordinadora de eventos del Instituto Noruego del Nobel que este viernes anunció el nombre del laureado con el Premio Nobel de la Paz: la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), cuyos inspectores supervisan estos días el arsenal químico del régimen sirio, con el fin de eliminarlo.

El Comité Nobel ha fallado en favor de esta organización, establecida para eliminar las armas químicas y con sede en La Haya, “por su extenso trabajo y amplios esfuerzos para eliminar las armas químicas”.

A su vez, el secretario del Comité Nobel, Thorbjorn Jagland, ha precisado que “los sucesos recientes en Siria, donde han vuelto a ser utilizadas las armas químicas, han puesto de nuevo manifiesto la necesidad de incrementar los esfuerzos para eliminarlas”.

Precisamente, este año se celebra el 20º aniversario de la firma de la convención que dio origen a esta organización.

Este año habían sido 259 los candidatos, la mayor cifra de su historia, de los cuales 50 fueron organizaciones. Y aunque oficialmente se desconocen sus identidades -se desclasifican pasados 50 años- la clara favorita era Malala Yousafzai, la joven paquistaní tiroteada por los talibanes por su defensa de la educación femenina.

No obstante, pese a que todos apuntaron a Malala, otros nombres sonaron para recibir el prestigioso galardón que el año pasado recayó en la Unión Europea.

Para Kristian Berg Harpviken, director de PRIO (siglas en inglés del Instituto para el Estudio de la Paz de Oslo), los favoritos, además de la joven de 16 años, eran las activistas pro derechos humanos rusas Lyudmila Alexeyeva, Svetlana Gannushkina y Lilya Shibanova por su defensa de los derechos, de la democracia y de la reconciliación.