Estados Unidos invocó el miércoles la legítima defensa para justificar su operación el sábado en Libia que condujo a la captura de un supuesto líder de Al Qaida y que fue duramente criticada por Trípoli.

Estados Unidos actuó de conformidad con “leyes internacionales sobre la guerra, de hecho estamos habilitados, de acuerdo con la ley internacional, a defendernos”, afirmó en una rueda de prensa la portavoz del departamento de Estado Marie Harf.

Comandos estadounidenses capturaron el sábado al dirigente de Al Qaida Abu Anas al Libi en las calles de Trípoli cuando estacionaba su automóvil y lo condujeron a un barco para su interrogatorio. Libia denunció la operación como un secuestro y citó al embajador estadounidense.

El Congreso Nacional General libio, la más alta autoridad política del país, pidió el martes a Estados Unidos que lo entregara de vuelta y reclamó explicaciones a la embajadora estadounidense en Libia, Deborah Jones.

La administración Obama, entretanto, justificó la operación en el marco de la Autorización para el uso de la fuerza militar otorgada en 2001 por el Congreso, que permite al presidente emplear la fuerza contra cualquier nación, grupo o persona involucrada en los ataques del 11 de setiembre de 2001.

Harf señaló que Libi, interrogado a bordo de un barco en el Mediterráneo, estaba siendo “tratado humanamente, conforme a las leyes estadounidenses y a la Convención de Ginebra”.

Esta convención “supone que Libi no sea sometido a tortura, a violencia o a tratamientos degradantes, humillantes o crueles, y que, si cae enfermo, sea curado. Y Libi está (siendo) tratado de acuerdo con estos presupuestos”.

Harf no indicó cuándo Libi sería enviado a Estados Unidos ni dónde sería juzgado.