Estados Unidos congeló oficialmente parte de su ayuda a Egipto, al que no entregará helicópteros de ataque, cazadores y misiles, en represalia por la represión de partidarios del presidente derrocado Mohamed Mursi.

El “recálculo” de la ayuda estadounidense, 1.500 millones de dólares, de los cuales 1.300 millones corresponden a la ayuda militar anual, pasa porque no suministrará material bélico pesado ni dará ayuda financiera al gobierno “a la espera de un progreso creíble hacia un gobierno cívico inclusivo, democráticamente electo y elecciones justas”, señaló la portavoz del Departamento de Estado Jennifer Psaki en un comunicado.

Entre los equipos que no serán entregados al ejército egipcio figuran helicópteros Apache, cazas F-16, misiles Harpoon y partes de tanques de asalto M1/A1 Abrams, precisaron funcionarios.

La congelación no necesariamente ha de tener carácter permanente, subrayaron los funcionarios, quienes no dieron cifras precisas sobre el monto de la ayuda congelada y se limitaron a decir que el armamento estaba valorado en “cientos de millones de dólares en asistencia”.

Estados Unidos, sin embargo, seguirá ayudando a “vigilar las fronteras de Egipto”, a luchar contra el terrorismo y a garantizar la seguridad de la península del Sinaí, dijo Psaki. Washington continuará con la entrega “de piezas para equipos originales estadounidenses, así como sus formaciones militares o educativas”, dijo.

Desde la destitución del presidente Mohamed Mursi el 3 de julio y de la represión que le siguió, el gobierno del presidente Barack Obama está bajo presión para reducir la ayuda enviada cada año a El Cairo.

A mediados de agosto Washington anuló ejercicios militares conjuntos con Egipto y ha postergado la entrega de cuatro aviones de combate F-16 al ejército de ese país.

Estados Unidos nunca calificó el derrocamiento de Mursi de “golpe de Estado” -lo que le habría obligado legalmente a poner fin a su ayuda- pero condenó la represión “lamentable”, instó a levantar el estado de emergencia y reclamó elecciones democráticas en 2014.

De hecho, Washington había dejado de suministrar armas pesadas a Egipto desde el 3 de julio.

“Servir a nuestros mejores intereses”

A pesar de la congelación de la ayuda, el departamento de Estado subrayó que Estados Unidos “ha decidido continuar su relación con el gobierno egipcio, aunque volviendo a calibrar (la) ayuda a Egipto para servir a nuestros mejores intereses”.

“Creemos que la alianza entre Estados Unidos y Egipto será más fuerte cuando Egipto esté representado por un gobierno civil, elegido democráticamente y abierto a todos, sobre la base del estado de derecho”, afirmó Psaki en el comunicado.

“Continuaremos examinando a intervalos regulares las decisiones tomadas sobre nuestro apoyo, y continuaremos trabajando con el gobierno interino para avanzar hacia nuestros objetivos comunes”, añadió.

Esta decisión fue presentada por el secretario de Defensa de Estados Unidos, Chuck Hagel, al general Abdel Fatah al Sisi, el hombre fuerte de Egipto desde la destitución de Mohamed Mursi, durante una llamada telefónica de unos cuarenta minutos, descrita por funcionarios como “muy amable”.

Estados Unidos ha proporcionado miles de millones de dólares en ayuda a Egipto desde que el país firmó en 1979 un acuerdo de paz con Israel, una manera de garantizar el cumplimiento del tratado pero también de garantizarse un acceso prioritario al Canal de Suez y la cooperación egipcia en la lucha antiterrorista.

“Poner fin a esta relación no sería bueno para los egipcios”, consideró previamente Psaki.

Desde el derrocamiento de Mursi, las autoridades impuestas por los militares lanzaron una implacable represión contra los Hermanos Musulmanes, que alcanzó su máxima violencia el 14 de agosto, cuando el ejército y la policía dispersaron de forma sangrienta dos campamentos de partidarios de Mursi.

Desde mediados de agosto, más de un millar de personas han muerto y más de 2.000 islamistas han sido detenidos, entre los cuales casi todos los líderes de los Hermanos Musulmanes.