La presidenta argentina, Cristina Fernández, guarda reposo este lunes por recomendación médica a raíz de un hematoma en la cabeza causado por un golpe, pero conserva el mando sin delegarlo en el vicepresidente, Amado Boudou.

“Como nos pidió la presidenta, vamos a seguir manteniendo la gestión”, dijo Boudou (50 años), al hablar en lugar de la mandataria en un acto en la Casa Rosada, pero sin precisar si asumió o no temporalmente el poder durante el mes de convalecencia que marcaron los médicos.

Fernández, una peronista de centroizquierda de 60 años, se mantiene en su residencia de Olivos, tras el comunicado oficial del sábado, según el cual necesita reposo de un mes por un coágulo subdural (entre el cráneo y el cerebro).

“La presidenta está de buen humor, rodeada de familiares. Su cuadro no reviste gravedad. En poco tiempo está reincorporada a la acción política”, dijo a radio El Mundo uno de los líderes del oficialismo, Fernando Navarro, del Movimiento Evita.

Una expectativa reina el lunes en los medios políticos sobre cuál será el alcance del reposo presidencial, a tres semanas de las elecciones legislativas en las que Fernández tratará de retener el control del Congreso en mitad de su segundo y último mandato, sin poder ser parte activa de la campaña.

“El traspaso (temporario del mando) sería lo conveniente porque es lo que establece la Constitución y por la propia salud de la presidenta”, comentó a radio Continental el politólogo y académico Rosendo Fraga.

Boudou es un político con baja imagen positiva, según las encuestas, y está investigado en la Justicia por presunto tráfico de influencias en favor de una empresa gráfica, aunque no se han hallado pruebas en su contra.

Fraga, director de la consultora Nueva Mayoría, dijo que “la razón institucional hace inconveniente el traspaso. ¿Cuál es el problema? La campaña electoral. Dejar la presidencia a cargo de Boudou a tres semanas de las elecciones, va a ser para el oficialismo más desfavorable que favorable”.

Unos 30 millones de argentinos renovarán en las urnas la mitad de los diputados y un tercio de los senadores en los comicios del 27 octubre.

“El tema de la salud de Fernández va a modificar el escenario político, porque la mandataria tiene una centralidad que no es menor”, comentó a radio Continental el director de la consultora Poliarquía, Fabián Perechodnik.

Perechodnik dijo también que “es necesario que haya información para que le baje la ansiedad a la gente, que va a seguir con interés y preocupación la salud de la presidenta”.

Ninguna fuente oficial informó si habrá o no delegación del poder desde la noche del sábado cuando el vocero presidencial informó el diagnóstico médico por un golpe que Fernández sufrió el 12 de agosto.

“Está faltando un poco de información. Deberían ofrecerse más datos por la seriedad del tema”, comentó a radio La Red el candidato a diputado por el opositor Frente Renovador y líder industrial José Ignacio de Mendiguren.

Fernández sufrió desde su primer mandato en 2007 (reelegida en 2011) varios cuadros de hipotensión, pero el mayor problema de salud fue un diagnóstico de cáncer que resultó errado según se comprobó en una operación para extirparle la glándula tiroides en enero de 2012.

En aquel entonces, Boudou asumió formalmente la presidencia durante 20 días.

En las elecciones primarias obligatorias del 11 de agosto el oficialismo fue derrotado en los mayores distritos aunque logró conservar su condición de fuerza más votada a nivel federal.

El golpe en la cabeza, cuyas circunstancias no reveló el Gobierno, lo sufrió un día después de los comicios primarios.

Su marido, el ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007), con quien formó una pareja de conducción política desde la adolescencia, falleció en 2010 a causa de una crisis cardíaca luego de que le recomendaran moderar su actividad.