Consumir tabletas de vitamina C sólo por gusto es una práctica común entre los niños que se sientes atraídos por los colores y el sabor dulce de estos comprimidos, que supuestamente ayudan a prevenir los resfríos. Sin embargo, hay profesionales de la salud que ponen en duda su efectividad y promueven a sus pacientes consumir alimentos ricos en este compuesto, antes que ingerirlo de manera artificial.

“La vitamina C en comprimidos tiene cierta utilidad en la protección de infecciones respiratorias propias del invierno”, explicó ex presidente de la Asociación Chilena de Pediatria, Francisco Moraga.

No obstante, el profesional cree que la ingesta de Vitamina C medicinal sólo debe ser una estrategia momentánea mientras las personas aprenden que sólo el consumo de 5 porciones diarias de frutas y verduras constituye la manera más eficiente para que los niños tengan un sistema inmunológico mejor preparado para enfrentar a las enfermedades.

En este sentido, Andrés Escobar, Químico farmacéutico de la Universidad de Concepción, concuerda con la opinión expresada por el pediatra. Explicó que los estudios científicos que respaldan el uso de vitamina C artificial porque ayudaría a prevenir resfríos u otras enfermedades, es constantemente cuestionado.

Escobar incluso indica que no existe una norma común en todos los países en torno a cuántas tabletas deben ser consumidas para cumplir esta función.

¿Cómo opera la Vitamina C en la protección del organismo?

Moraga explicó que las propiedades antioxidantes de la Vitamina C protegen a las células -encargadas de la defensa de las enfermedades- del daño que éstas sufren de los productos oxidantes o radicales libres. Estos últimos son liberados en el proceso de lucha que emprenden las células contra los microbios invasores.

Cuando una de estas células es dañada por uno de los radicales libres no puede desplazarse donde necesita y muere antes, lo que aumenta la posibilidad de que los gérmenes “ganen la batalla” al interior del organismo y la persona enferme.

Pero la vitamina C también “ayuda en el proceso de cicatrización y la formación de colágeno”, explicó el especialista. Esto es muy importante en el caso de los niños inquietos, quienes producto de las caídas sufren golpes, cortes y rasmilladuras en su piel.

¿Por qué es mejor que los niños consuman frutas que contienen Vitamina C en lugar de suplementos artificiales?

Los berries (como la frutilla, arándanos, fresas, frambuesas, moras) y los cítricos (como el limón, la naranja, piña, el kiwi, melón y sandía) no sólo ayudan a fortalecer el sistema inmunológico, también aportan la fibra necesaria para mantener los niveles adecuados de colesterol en la sangre, asegurando la salud de encías y dientes, además de favorecer al tránsito intestinal.

Asimismo, ayudan a que la flora intestinal se encuentre protegida ante infecciones, explicó Moraga.

Es decir, contienen otras propiedades que favorecen al organismo, que no son aportadas por los suplementos.

¿A qué daños se exponen quienes consumen indiscriminadamente Vitamina C medicinal?

Es común que los menores se coman toda una tira de tabletas, atraídos por los colores llamativos y el buen sabor. Sin embargo, esta práctica “puede provocar algunos trastornos gastrointestinales como la diarrea, distensión abdominal o cólicos”, explicó Andrés Escobar.

El profesional enfatizó que “lo más preocupante es que los síntomas aparecen después de tres días, por lo que los adultos los asocian a otras enfermedades, y no se dan cuenta que no tienen control en los medicamentos que ingieren sus hijos”.

Escobar agregó que los padres de niños con cálculos o insuficiencias renales deben consultar a un médico antes de suministrar estos suplementos.

¿Cuál es la dosis recomendada?

Por regla general, los niños en edad escolar y pre-escolar no deben consumir más de 3 tabletas de 100 mg de vitamina C al día. Mientras, los adolescentes no deben ingerir más de 500 miligramos de este compuesto si tienen el propósito de ayudar a un resfrío o enfermedad respiratoria aguda, explicó el médico Francisco Moraga.