Los All Blacks parten como favoritos para lograr un segundo título del Cuatro Naciones de rugby, debido a la clara ventaja que tienen, el sábado en la última jornada contra Sudáfrica en Johannesburgo.

Nueva Zelanda está en una posición inmejorable. Con cinco puntos de ventaja en la clasificación, puede permitirse una derrota, a condición de que la desventaja esté limitada a siete puntos o que reciban menos de cuatro tries. Además, a los neozelandeses también les sirve lograr ellos mismos cuatro ensayos.

Hará falta un milagro para que los Springboks ganen el título en este choque de titanes y quitar la corona a los maoríes, hasta ahora invictos.

Y es que junto con todo lo anterior, los Blacks tienen la ventaja psicológica de haber ganado siete de las ocho últimas confrontaciones entre ambos.

Eso sí, los Springboks contarán con el apoyo de su público y se verán empujados además por el sentimiento de revancha, tras la derrota por 29-15 en Auckland el 14 de septiembre. Una victoria, incluso sin que significara el título, aliviaría sus ganas de revancha.

“Estaría ya bien derrotarlos”, señaló Meyer, técnico de los sudafricanos, destacando sobre todo las cualidades en el contragolpe de los Blacks, que podrían frenar las ataques alocados de los Boks.

Aunque estos últimos necesitan un punto de bonificación ofensivo para aspirar al título y deben lanzarse desesperadamente al ataque.

“Es un inmenso desafío y debemos tomar riesgos”, admitió Meyer, que ha retocado poco su equipo con respecto a la última victoria contra Australia (28-8), con el regreso solamente de Bismark Du Plessis y Juandre Kruger en la segunda línea.

En tanto, el entrenador de los All Blacks, Steve Hansen, sostuvo que “jugar contra los Springboks en Ellis Park es un desafío que entusiasma y que el equipo tiene ganas de afrontar”.