Los electores irlandeses acuden a las urnas este viernes para pronunciarse en referéndum sobre la abolición del Senado, un escrutinio histórico destinado a ahorrar, según el Gobierno, a centralizar poder, critican sus detractores.

El primer ministro, Enda Kenny, defiende a capa y espada el proyecto, una promesa de campaña en las legislativas de 2011.

El texto tiene muchas posibilidades de prosperar, según apuntan los últimos sondeos, aunque muchos electores se muestran indecisos y la campaña del “no” se intensificaba los últimos días.

En el último sondeo publicado el lunes por el diario Irish Times, un 44% de personas consultadas se mostraban favorables a la abolición de la cámara alta del Parlamento o Seanad Éireann, un 27% en contra, un 21% estaban indecisos y un 8% se inclinaban por la abstención, que por cierto puede ser muy alta.

El primer ministro colgó este jueves un discurso en YouTube para intentar convencer a los electores. “El Seanad carece de poder y no es democrático. Cuesta 20 millones de euros al año y nunca se ha implicado en la vida pública irlandesa como hubiera debido hacerlo”, estimó Kenny.

“Otros países pequeños como Suecia y Dinamarca han mostrado con claridad que una única cámara parlamentaria sale más barata, trabaja mejor y con mayor transparencia”, agregó.

Irlanda suprimió el Senado en 1936, antes de reinstaurarlo un año después.

Los partidarios del “no” acusan al partido Fine Gael del primer ministro de querer en realidad centralizar el poder en lugar de proceder a una reforma política más amplia.

Compuesto por 60 miembros, el Senado ve reducido su papel con frecuencia a ser una cámara de registro de los textos adoptados por la cámara baja (Dáil Éireann). Su prerrogativa más significativa es su capacidad de retrasar 90 días un proyecto de ley adoptado por la cámara baja, algo que los senadores han hecho dos veces en 75 años.