El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, afirmó este lunes que abordará con atención las próximas conversaciones con Irán, mientras el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, exigió el desmantelamiento del programa nuclear “militar” de Teherán.

“Es imperativo que Irán no posea armas nucleares, el primer ministro (Netanyahu) y yo estamos de acuerdo en esto desde que yo asumí mis funciones”, declaró Obama tras reunirse con el mandatario israelí en el Salón Oval de la Casa Blanca.

En respuesta implícita a Netanyahu, que había presionado en los últimos días a Estados Unidos para que se mantenga alerta sobre la reciente “ofensiva de seducción” diplomática de los iraníes, Obama aseguró que su país abordaría estas negociaciones con “mucha atención”.

La semana pasada estuvo marcada por el espectacular acercamiento entre Irán y Estados Unidos: los iraníes aceptaron retomar las negociaciones sobre su programa nuclear y los jefes diplomáticos de ambos países, John Kerry y Mohamad Javad Zarif, se reunieron el jueves al margen de la Asamblea General de la ONU en Nueva York.

El viernes, Obama y el presidente iraní, Hasan Rohani, mantuvieron un histórico contacto telefónico, el primero de este tipo entre ambos países desde la ruptura de relaciones diplomáticas en 1980. Desde su investidura en agosto, Rohani, elegido con el apoyo de los reformistas, multiplicó sus declaraciones conciliadoras y sus gestos de apertura hacia Occidente, contrastando con la retórica belicosa de su predecesor ultraconservador, Mahmud Ahmadinejad.

Como en la ONU el martes pasado, Obama llamó este lunes a “dar una oportunidad a la diplomacia”. “Debemos comprobar si son serios en su voluntad de actuar conforme a las normas y leyes internacionales”, dijo el mandatario estadounidense aludiendo a las autoridades de Teherán.

Se mantiene la opción militar

Netanyahu exigió que Irán desmantele su “programa nuclear militar”, mientras que su homólogo estadounidense admitió la posibilidad de que Teherán cuente con un programa nuclear civil. Rohani se mantuvo en la línea de su predecesor al afirmar que su país no tenía la intención de dotarse de un arma atómica, pero tenía el derecho de acceder a la energía nuclear.

Netanyahu exigió que “Irán desmantele completamente su programa nuclear militar”, reclamando también que se mantengan las actuales sanciones durante las negociaciones.

Obama destacó que “es gracias a las sanciones sin precedentes que hemos impuesto en los últimos años que los iraníes se muestran finalmente dispuestos a negociar”.

Washington y sus aliados acusan al programa nuclear israelí de tener objetivos militares, lo que Teherán niega. La Casa Blanca no descarta recurrir a la fuerza en caso de fracaso de la vía diplomática pero afirma que Irán no ha comenzado a construir una bomba atómica y que aún hay tiempo de negociar.

Israel, al alcance de los misiles iraníes, considera que el programa nuclear de ese país constituye una amenaza para su existencia. El gobierno de Netanyahu mencionó apenas de forma solapada una operación militar unilateral dirigida a las infraestructuras nucleares de la república islámica.

Al contrario de Ahmadinejad, que negaba el Holocausto, Rohani condenó “los crímenes de los nazis contra los judíos”, aunque agregó que estos crímenes no justificaban “la ocupación” israelí, igualmente “condenable” a su juicio.

Considerado por los expertos como la única potencia nuclear en Medio Oriente, Israel es miembro de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) pero no ha firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear y nunca ha reconocido formalmente poseer la bomba atómica.