Tras el suicidio del general en retiro Odlanier Mena, ex director de la CNI, la Central Nacional de Informaciones, han vuelto a surgir voces que niegan las violaciones a los derechos humanos en dictadura y que elevan a la categoría de héroes a los represores.

Algunos han querido destacar la figura de Odlanier Mena. Y lo han hecho poniéndolo en contraposición con la de Manuel Contreras, el director de la DINA. Es cierto, Odlanier Mena era distinto, pero no inocente.

Fue condenado a 6 años por la muerte de tres personas, en Arica, después del golpe. Y hay dos procesos abiertos por sendos asesinatos de la CNI bajo el mando de Mena. Uno de ellos, el del periodista Augusto Carmona.

Incluso el mismo Mena reconoció haber coordinado, por orden de Pinochet, la llamada “operación retiro de televisores”, la remoción de los restos de detenidos desaparecidos desde fosas para hacer desaparecer esos restos en el mar o incinerándolos.

Los que, comparando a Mena con Contreras o a la CNI con la Dina, quieren hacernos creer en la inocencia de Mena y la CNI, buscan el engaño.

Peor todavía, de esa argumentación se desprendería que hay violaciones a los derechos humanos tolerables: las de la CNI o las de Mena, en contraposición de las de la DINA y Contreras.