Las acusaciones de trabajos forzados y condiciones próximas a la esclavitud en las obras de Catar suponen un problema serio para el Mundial-2022 de fútbol en el emirato, ya marcado por sospechas de corrupción y por el problema de las altas temperaturas de su verano.

Al ritmo actual de muertes en las obras de Catar, al menos 4.000 trabajadores podrían morir en el pequeño país antes del inicio del Mundial, acusó la Confederación Internacional de Sindicatos (ITUC) en el diario británico The Guardian el pasado jueves.

“Sin los cambios necesarios, van a morir más obreros en la construcción de las infraestructuras del Mundial que el número de futbolistas que acudirán a ese torneo”, añadió Sharan Burrow, secretario general de la ITUC, al periódico.

Entre principios de junio y principios de agosto, 44 obreros nepalíes habrían muerto en obras en Catar, acusó el jueves el diario británico, apoyando su afirmación en documentos obtenidos a través de la embajada de su país en Doha.

Con distintos testimonios, el diario denuncia la “explotación y los abusos que se asemejan a la esclavitud moderna” a los que se ven sometidos los trabajados inmigrantes, que en muchos casos se alojan en grupos de doce en habitaciones de hotel insalubres y esperan meses a que se les pague, sin pasaporte para que no puedan escapar.

La FIFA, “preocupada”

“Nos gustaría poder dejar la empresa, pero no nos dejan”, declaró al Guardian un inmigrante procedente de Nepal y empleado en Catar en una obra en Losail, en la periferia de Doha, donde estará situado el estadio para 90.000 espectadores que acogerá la final del Mundial.

Los casos de explotación de trabajadores contratados para los estadios y otras infraestructuras de grandes eventos deportivos han sido a menudo denunciados por las asociaciones de defensa de los Derechos Humanos.

Ya se apuntó hacia Rusia, que ha transformado Sochi en un epicentro de los deportes de invierno para los Juegos Olímpicos de 2014, y en Brasil, en la construcción de sus estadios para el Mundial de fútbol de ese mismo año, pero en ningún caso los muertos se habían contado por decenas, como ahora con Catar.

La Federación Internacional de Fútbol (FIFA) admitió el jueves su “preocupación”, a través de una declaración de su portavoz.

El Mundial-2022 ya estaba en el programa de la reunión del Comité Ejecutivo de la FIFA el jueves y el viernes en Zúrich y debería estar en el centro de la discusiones tras la acusación del jueves.

“La FIFA va a entrar de nuevo en contacto con las autoridades de Catar”, prometió el portavoz de la FIFA.

Corrupción, fuerte calor y esclavitud

Según Aidan McQuaid, director de la Internacional Antiesclavitud, los documentos publicados por el Guardian el jueves “indican que hay trabajo forzado y tiene incluso aspecto de que va más allá”.

“No es realmente un secreto, pero no hay esfuerzos por parte de las autoridades cataríes para ponerle fin”, explicó McQuaid a la AFP.

Esta acusación supone un problema más para Catar y su Mundial-2022, ya marcado por otras polémicas.

Cuando a finales de 2010 se decidió otorgar la sede del torneo al pequeño y adinerado emirato, empezaron a surgir numerosos interrogantes, ante la llamativa decisión de preferir un país tan reducido a otros grandes, incluido Estados Unidos.

El Comité de Ética de la FIFA investiga actualmente informaciones de prensa sobre corrupción al respecto, pero todavía no elaboró sus conclusiones.

Otra controversia e incertidumbre afecta al torneo, la de si se deben mantener las fechas habituales del torneo (junio-julio) o desplazarlas a los meses de invierno, para evitar temperaturas de 45 o hasta 50 grados centígrados en esa zona del mundo, con el riesgo que ello podría suponer para la salud de deportistas y visitantes.