Un tribunal ruso ordenó este jueves mantener en detención, durante dos meses, a tres activistas extranjeros y dos rusos de Greenpeace, acusados de piratería por una acción de protesta contra el gigante del gas Gazprom en el Ártico.

Los cinco ecologistas contra los que se dictó ese periodo de prisión preventiva son el polaco Tomasz Dziemianczuk, el neocelandés David John Haussmann, el canadiense Paul Douglas Ruzycki, y dos ciudadanos rusos: el fotógrafo Denis Sinyakov y el portavoz de Greenpeace, Roman Dolgov, indicó Greenpeace en su cuenta Twitter.

Forman parte del grupo de 30 detenidos de dieciocho nacionalidades, entre ellos dos argentinos y una brasileña, acusados de “piratería”, un delito que les puede costar hasta 15 años de prisión.

Fueron arrestados el 19 de septiembre por un comando heliportado de las fuerzas de seguridad rusas que tomaron el control del rompehielos “Artic Sunrise”, de bandera holandesa.

El buque, que navegada en el Ártico para denunciar proyectos de exploración petrolera, fue remolcado hasta el puerto Murmansk (noroeste).

La comisión judicial rusa a cargo de la investigación del caso advirtió, antes de las audiencias del jueves, que solicitaría que todos los militantes continuaran detenidos.

Según Greenpeace, los investigadores realizaron esta petición al estimar que, de ser puestos en libertad, los activistas podrían huir de Rusia o continuar con sus “actividades criminales”.

Holanda pide la liberación

El asunto podría convertirse en un conflicto diplomático.

Holanda pidió la liberación de la tripulación del “Artic Sunrise” e indicó que podría iniciar “diligencias legales [para obtenerla], incluso ante el Tribunal Internacional de la ONU para el Derecho del Mar”, según anunció el miércoles el jefe de la diplomacia holandesa, Frans Timmermans.

La cancillería argentina a través de su embajador en Rusia, Juan Carlos Kreckler, presentó un escrito pidiendo la liberación de los dos argentinos, dijo el miércoles el director ejecutivo de Greenpeace en Buenos Aires, Martín Prieto, en declaraciones a la prensa. La AFP no pudo confirmar el envío ni el contenido de la carta.

De su lado, el gobierno brasileño trabajaba para conocer la situación de la bióloga Ana Paula Maciel, originaria de Río Grande do Sul.

El presidente ruso, Vladimir Putin, admitió el miércoles que los 30 tripulantes del barco de Greenpeace “no son piratas”, pero atacó los métodos de la organización.

“Es completamente obvio que esa gente violó las normas de la ley internacional”, dijo Putin en un foro internacional sobre el Ártico en la ciudad de Salejard (norte), antes de agregar que los guardacostas rusos no conocían a los que intentaban escalar la plataforma petrolífera de Gazprom.

Kumi Naidoo, director de Greenpeace International, que calificó las acusaciones de piratería de “absurdas”, no cree que los guardacostas desconocieran que la operación la llevaba a cabo la organización ecologista.

“Nos siguieron durante unas 24 horas antes del inicio de la protesta. Tenemos una larga historia de militancia pacífica en Rusia y las autoridades nos conocen muy bien”, señaló en un comunicado.