Dos días después de la catástrofe, decenas de miles de sobrevivientes del devastador terremoto que el martes dejó 350 muertos en la recóndita región paquistaní del Baluchistán, siguen esperando socorro.

El sismo de magnitud 7,7 azotó el distrito de Awaran, en Baluchistán, zona fronteriza con Irán y la provincia más pobre del país que suele ser escenario de atentados cometidos por grupos islamitas, así como de una guerra larvada entre una rebelión secesionista y las fuerzas gubernamentales.

Varios pueblos, con sus precarias casas, quedaron totalmente arrasados por el terremoto. Decenas de miles de supervivientes volvieron a pasar la noche a la intemperie y siguen esperando ayuda de emergencia.

“No hemos recibido del gobierno ninguna ayuda, ni comida, ni medicamentos”, se lamentaba este jueves Abdul Latif, de 25 años, que se manifestó con otras 200 personas frente a las oficinas del jefe de distrito de Awaran.

“Necesitamos un techo, no tenemos tiendas de campaña para dormir por la noche y protegernos del sol durante el día”, afirma Chanda, de unos 50 años.

Estado de emergencia

Pakistán declaró el estado de emergencia en las zonas del Baluchistán afectadas por el terremoto, el más devastador desde el ocurrido en 2005 en Cachemira (noreste), que causó 73.000 muertos.

El ejército desplegó tropas, un centenar de médicos y enfermeros en Baluchistán, donde los socorristas siguen buscando supervivientes entre los escombros.

Como ya ocurrió con otro sismo en la primavera boreal pasada, que dejó 40 muertos, los socorristas tienen muchas dificultades para llegar a los pueblos aislados de esta provincia donde las infraestructuras son muy deficientes y las autoridades distribuyen muy lentamente la ayuda.

Las propias autoridades admitíeron el jueves los retrasos y problemas para el encaminamiento de la ayuda. “Los pueblos son poco accesibles y no tenemos infraestructuras suficientes para hacer frente a semejante calamidad”, declaró Abdul Rashid Baluch, número dos del distrito de Awaran.

El potente sismo fue sentido incluso en India e Irán, y provocó el surgimiento de una “isla” de barro y rocas frente a las costas de Gwadar, un puerto del Baluchistán en el mar de Arabia, a unos 400 kms al sur del epicentro.

Los habitantes de Gwadar bautizaron “Zalzala Koh” -La montaña del terremoto – a este islote que, según los especialistas, desaparecerá en los próximos meses. Los medios paquistaníes aludieron a otras dos “islas”, más pequeñas, surgidas frente a la costa.