La final del concurso Miss Mundo se celebrará el sábado por primera vez en Indonesia, el país musulmán más poblado del planeta, a pesar de la ira de los islamistas y del temor a atentados.

En los últimos meses, miles de radicales salieron a las calles para mostrar su oposición a lo que consideran un “concurso de prostitutas”, lo que obligó al gobierno a ordenar que la final se traladara de Yakarta a Bali.

Esta isla paradisíaca es la única región de Indonesia con una población mayoritariamente hinduista y no musulmana como el resto del país. Habituada a los turistas occidentales que se exhiben medio desnudos en sus playas de fina arena, Bali no se escandaliza ante la poca ropa de las modelos.

Sin embargo, la mudanza de las “reinas de belleza” y la promesa de los organizadores de renunciar al desfile en bañador no han bastado para calmar a los radicales que prometieron perturbar la final.

“Vamos a manifestarnos porque no podemos aceptar esto”, aseguró Haidar al Hamid, responsable del Frente de Defensores del Islam (FPI) en el este de Java, situada frente a Bali.

Las embajadas de Gran Bretaña, Estados Unidos y Australia advirtieron recientemente de posibles “atentados” contra Miss Mundo, aunque no dieron más detalles.

La policía local, en cambio, minimizó el peligro. “No hay motivo para preocuparse. No observamos ninguna amenaza hasta ahora, pero nos mantenemos atentos”, precisó Hariadi.

La final del concurso se celebrará en el enclave de Nusa Dua, una estación turística del sur de Bali, rodeada de fuertes medidas de seguridad.

La competencia, de origen británico, se remonta a 1951, cuando se llamaba “Concurso bikini”. Su gran rival es el certamen estadounidense Miss Universo, del magnate Donald Trump.