La estatal brasileña Petrobras renunció a su sociedad con la también estatal venezolana PVDSA para la construcción de la refinería Abreu e Lima, en la periferia de Recife, informó el martes el diario Valor.

Consultada por la AFP, Petrobras rechazó comentar la información.

Según Valor, la refinería será considerada a partir del 1 de noviembre como una unidad de negocios de Petrobras, poniendo fin a las negociaciones binacionales que comenzaron hace más de seis años entre el expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva y su fallecido par venezolano Hugo Chávez.

Brasil, con 200 millones de habitantes, busca aumentar de manera urgente su producción de diésel para satisfacer una creciente demanda y disminuir las importaciones, y esperaba desde hace años las inversiones de PDVSA en esta refinería. Cada día, unos 10.000 coches nuevos circulan por las calles brasileñas.

A la espera del 40% de la participación prometida por Venezuela, Brasil comenzó en 2007 a construir en solitario la refinería de Abreu y Lima, la primera en Brasil en 30 años y que tendrá capacidad para procesar 230.000 barriles diarios de petróleo pesado.

Durante años, Petrobras negoció infructuosamente con PDVSA el pago del apoyo prometido para la refinería, cuyo costo fue revisado al alza varias veces, hasta alcanzar los 17.300 millones de dólares.

En mayo, la presidenta de Petrobras, Graça Foster, se reunió con el presidente venezolano Nicolás Maduro, para discutir el asunto. “Sería realmente interesante que PDVSA participase. Pero hacemos la refinería independientemente de PDVSA”, dijo Foster poco después, en una audiencia ante la Cámara de Diputados, según Valor.

La planta ya está concluida en 72%. Durante una visita de periodistas extranjeros a la refinería en abril, su director, Marcelino Guedes, dijo que la usina comenzaría sus operaciones en noviembre de 2014, al principio con una capacidad de refinación de 115.000 b/d.

En mayo de 2015, la capacidad aumentará a un total de 230.000 b/d.

Esta cantidad corresponde a 11% de la capacidad actual de refinación de Brasil y de 18% a 20% de la producción nacional de diésel para responder a la creciente demanda en norte y noreste.