Los islamistas somalíes que tomaron el sábado un centro comercial de Nairobi afirmaron el martes que aún tienen rehenes “vivos” y que “hay un número incalculable de cadáveres” esparcidos en el lujoso edificio de la capital de Kenia.

Cuatro días después del asalto en el centro comercial Westgate, que ha dejado al menos 62 muertos y unos 200 heridos, la situación sigue siendo confusa.

“Los rehenes retenidos por los muyahidines en el interior del Westgate están todavía vivos, conmocionados pero vivos”, escribieron en su cuenta Twitter miembros de las milicias somalíes shebab, afiliadas a la red Al Qaida.

Según las fuerzas de seguridad kenianas, “uno o dos” milicianos siguen parapetados en el edificio, donde por la mañana se escucharon disparos y explosiones.

Las fuerzas de élite kenianas indicaron que estaban procediendo a la desactivación de explosivos en el centro comercial.

Según los milicianos shebab, “hay un número incalculable de cadáveres” esparcidos por el edificio, que corresponderían a las víctimas que murieron el sábado en el asalto.

El balance provisional de los enfrentamientos es de 62 muertos y otros tantos desaparecidos, así como de 200 heridos.

Según las autoridades kenianas, tres de los asaltantes murieron el lunes.

Los milicianos, según las fuentes, fueron localizados y aislados en uno de los pisos superiores del centro.

Un miembro de las fuerzas especiales kenianas que participó en los combates explicó la dificultad de la intervención, ya que los asaltantes se escondían en las tiendas del centro comercial.

Los asaltantes “quemaron colchones para desviar la atención e intentaron escaparse”, dijo el jefe del ejército de Kenia, el general Julius Waweru Karangi.

El sábado, cuando empezó el ataque, este centro comercial de lujo, en parte propiedad de empresarios israelíes, estaba lleno.

Varios extranjeros, entre ellos un médico peruano, dos francesas, seis británicos, un sudafricano, una surcoreana, una holandés, dos indios y dos canadienses, murieron en el ataque, así como un conocido poeta y político de ghanés, Kofi Awoonor.

El comando penetró el sábado a media jornada en el centro, disparando con armas automáticas y lanzando granadas contras los clientes y los empleados.

Durante varias horas fueron saliendo personas que podían escapar a medida que las fuerzas de seguridad avanzaban dentro del edificio.

Según una fuente de seguridad, varios agentes israelíes apoyaron a las fuerzas kenianas para intentar rescatar a las personas que todavía seguían dentro.

El domingo por la noche el presidente keniano Uhuru Kenyatta indicó haber recibido ofrecimientos de ayuda de varios “países amigos” aunque aseguró que la operación de rescate seguía dirigida por las fuerzas del país.

Se trata del atentado más mortífero en Nairobi desde un ataque suicida de Al Qaida en agosto de 1998 contra la embajada de Estados Unidos, que dejó más de 200 muertos.