Este miércoles se conocerá si Enrique Orellana, el suspendido ejecutivo del Banco Central, es culpable o inocente de violar a sus tres hijas. En la última jornada se desarrollaron los alegatos de clausura de tercer y definitivo juicio contra el imputado.

En el cuarto tribunal oral de Santiago se realizó la penúltima audiencia de este juicio que comenzó el pasado 16 de agosto contra el suspendido gerente de Comunicación y Marketing de Política Monetaria del instituto emisor.

Al ejecutivo lo acusan de violación y abusos sexuales contra sus tres hijas entre el 2009 y el año 2010, cuando las niñas tenían 3, 4 y 9 años de edad.

Esta es la tercera vez que Orellana enfrenta al tribunal, ya que en un primer juicio fue absuelto por la Corte de Apelaciones de Santiago y en el segundo fue condenado a 60 años de cárcel, sentencia que anuló en junio de este año la sala penal de la Corte Suprema.

La madre de las niñas, Yamile Cabas, presentó la denuncia contra el padre de sus hijas en agosto del año 2010, tras conocer los peritajes del Servicio Médico Legal que confirmaron lesiones de violación impropia en las tres menores.

En los alegatos de clausura, el abogado de Orellana, Francisco Cox, apuntó su defensa a las supuestas contradicciones en que cayeron las menores a la hora de declarar ante el tribunal.

El abogado de la madre de las niñas, Fernando Molsalves, insistió en la dicotomía que existiría entre la vasta experiencia del doctor Enrique Roncone, el perito que hizo el informe del instituto forense, en relación al presentado por la defensa, el médico particular, Leonardo González.

En los alegatos de clausura, además de estos dos abogados, participó el fiscal centro norte Patricio Macaya, quien ha encabezado la investigación.

El Cuarto Tribunal Oral en lo penal de Santiago, compuesto por los jueces Cristián Soto, Isabel Espinoza y Laura Aseef, resolverá este miércoles si hay o no sentencia condenatoria.

Mañana se espera que luego de las réplicas del ministerio público, del abogado querellante y la defensa, Enrique Orellana se dirija a los jueces.