A 40 años de la muerte del poeta Pablo Neruda, la justicia se apronta a revelar los primeros peritajes que podrían determinar si su deceso se produjo por la intervención de terceros. Según fuentes consultadas por Radio Bío Bío, los científicos a cargo de los exámenes ya descartaron que el cáncer haya provocado su muerte repentina.

Tras la exhumación de los restos, registrada el 8 de abril en su casa en Isla Negra, muestras óseas fueron enviadas a la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, y de Murcia en España, para determinar si fue envenenado antes su muerte, ocurrida el 23 de septiembre de 1973 en la clínica Santa María en Santiago.

El ministro en visita, Mario Carroza, ha insistido que si bien estos resultados son importantes, aún cabe la posibilidad de realizar otras diligencias que llevarían a comparar el ADN del poeta con el de sus padres.

El juez interrogó en su oportunidad al médico Sergio Draper Juliet, hoy de 68 años, quien atendió a Neruda y afirmó que entregó su turno a un médico de apellido Price.

Ése es un eslabón perdido en la indagatoria, al igual que otras coincidencias que destacó el abogado Rodolfo Reyes, sobrino del premio Nobel.

Las sospechas llevaron al ministro en visita a investigar a los médicos que atendieron al ex presidente Eduardo Frei Montalva, otro presunto envenenado por agentes del régimen militar.

Para el abogado que presentó la primera querella por el posible crimen del poeta, Eduardo Contreras, apuntó que si los peritajes de las universidades de Carolina del Norte y Murcia no son concluyentes, hay otros centros forenses que han ofrecido sus servicios.

Los primeros peritajes en el Servicio Médico Legal y en la Universidad de Chile, según las fuentes consultadas, han descartado que la muerte del poeta se debiera a una caquexia por el cáncer de próstata que lo afectaba, sino que fue un paro cardiorespiratorio.