Resulta una ironía que quienes tienen como misión aliviar las vidas de los demás, lo hagan a un alto precio sobre las suyas. Esta es la conclusión de un estudio publicado por el Journal of General Internal Medicine, tras descubrir que el estrés laboral al que están sometidos diariamente los médicos suele causar estragos en sus familias.

El sondeo liderado por la prestigiosa clínica Mayo, entrevistó a 7.288 facultativos (75% de ellos varones) de Estados Unidos, así como a 891 de sus parejas (73% de ellas mujeres), a quienes se les preguntó por sus horas de trabajo semanales, síntomas de agotamiento, depresión, conflicto entre sus obligaciones personales y laborales, satisfacción con el balance entre ambas áreas, e incluso pensamientos suicidas.

Los médicos consultados y sus parejas tenían 50 a 51 años en promedio, en la mayoría de los casos con hijos.

Según los resultados, los médicos que hacen jornadas extensas de trabajo, quienes son jóvenes, mujeres, o que se desempeñan en centros médicos ligados a una institución académica, son quienes experimentan mayores conflictos entre el trabajo y sus hogares. Por el contrario, en el caso de sus parejas con empleo, solamente la cantidad de horas de trabajo fue mencionado como un factor de conflicto.

Aún más preocupante, el estudio descubrió que los médicos que habían experimentado tensiones entre su hogar y su trabajo durante las 3 semanas previas a la entrevista, mostraban mayores síntomas de agotamiento o de inclinación al divorcio que sus colegas con vidas menos atribuladas.

Y si bien en la mayoría de los casos los médicos y sus parejas fueron capaces de resolver satisfactoriamente los puntos que ocasionaban los conflictos, comparados con sus parejas, los funcionarios de la salud suelen otorgar una mayor prioridad a sus trabajos.

“El gremio médico podría aprender lecciones valiosas de las organizaciones de educación superior o del sector financiero, respecto de cómo evitar los conflictos entre hogar y trabajo, que conllevan una pérdida de talentos así como una discriminación sexual en la fuerza laboral”, expresó la directora del estudio, Liselotte Dyrbye, respecto de cómo las médicas enfrentan un panorama más difícil que los hombres.

La investigación recomendó la creación de una cultura que fortalezca las relaciones familiares, mayor autonomía en definir horarios de trabajo, disponer de guarderías infantiles o permitir a los médicos ausentarse para cuidar de los miembros de sus familias que se encuentren enfermos.