Destruir el arsenal de armas químicas de Siria siguiendo el plan ruso sería “extremadamente difícil” y no serviría mucho para poner fin al conflicto, indicó el jueves Instituto Internacional para los Estudios Estratégicos (IISS) de Londres.

Rusia e Irán tendrían que desempeñar un papel clave en el desmantelamiento de las armas almacenadas por el régimen del presidente Bashar al Asad en un proceso que duraría años, indicaron los expertos del think tank con sede en Londres.

“Nunca ha habido una situación en la que la comunidad internacional intentara asegurar, tomar y destrozar armas de destrucción masiva durante un conflicto en curso”, indicó Mark Fitzpatrick, experto en temas de proliferación del IISS, en conferencia de prensa.

“El mejor caso era en Irak e incluso entonces los equipos tardaron meses y años en destrozar el arsenal. En Libia han pasado años y todavía no se ha destrozado todo el gas mostaza”, dijo.

“Es extremadamente difícil. El departamento de Defensa estadounidense estimó que 75.000 tropas deberían garantizar la seguridad en torno a las armas químicas” en Siria.

Moscú y Washington analizaban el jueves en Ginebra el plan ruso para eliminar las armas químicas en Siria y evitar así una intervención extranjera en el país.

Asad confirmó en una entrevista a la televisión rusa el jueves que Siria entregaría sus armas químicas.

El director del ISS, John Chipman, consideró que la comunidad internacional no debería permitir que la búsqueda de la paz en Siria se reduzca al asunto más específico de las armas químicas.

“Saber si esta diplomacia en torno a la utilización de armas químicas acelera la diplomacia para la resolución de la guerra civil siria es otro asunto”, dijo.

“El proceso de colocar las armas químicas sirias bajo control internacional será largo y disputado; ese esfuerzo debería ser usado para ayudar, no para disipar, los esfuerzos para resolver el conflicto actual”.