40 años del Golpe y el “Mamo” Contreras insiste en su inocencia, en que la DINA no torturó ni asesinó. Y que quienes declaran haber sido torturados por la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional) son unos mentirosos.

Las declaraciones son un nuevo agravio y una agresión a esas víctimas a las que les niega el reconocimiento de los brutales hechos por los que pasaron. Pero este criminal, como lo acreditan tantos fallos de los Tribunales de Justicia de Chile, no sólo miente (pues niega lo que afirman esos fallos judiciales y muchísimos testigos), es además cobarde. Cobarde por lo que hizo (mandar a torturar y asesinar a personas indefensas -muchas de ellas habiéndose entregado en forma voluntaria-, incluyendo mujeres y menores de edad) y porque no es capaz de reconocer lo que hizo.

El despertar de los cuervos, Tejas Verdes, el origen del exterminio en Chile

Recientemente publicado por Ceibo ediciones, el libro del periodista Javier Rebolledo es, posiblemente, la publicación mejor documentada de lo que fue Tejas Verdes, el Regimiento Escuela de Ingenieros Tejas Verdes del Ejército de Chile.

El tristemente célebre recinto fue el primer campo de concentración y de tortura de la Dictadura de las Fuerzas Armadas, el lugar de “experimentación” de los aprendizajes de militares chilenos en la “Escuela de las Américas” (aunque ha tenido diversos nombres y localizaciones, desde Panamá a Estados Unidos de Norteamérica) y la cuna de la DINA, el aparato represor y criminal más importante del régimen (luego transformada en CNI por los “problemas” generados con el asesinato de Orlando Letelier en Washington) y del que fuera creador y director el General de Ejército en retiro Manuel Contreras.

El libro está muy bien documentado, y combina esa información con el testimonio de cinco personas, cuatro que estuvieron detenidas en Tejas Verdes y sobrevivieron y de un militar que, siendo muy joven, le tocó estar en el otro lado, junto a Manuel Contreras, Mario Alejandro Jara, Jorge Núñez, Klaus Kosiel, Patricio Gutiérrez y Arturo Romero, entre otros. Y del ex-alcalde de Providencia Cristián Labbé, que también pasó por ahí.

Así, el relato transita desde datos concretos, citas y antecedentes de expedientes de tribunales, por ejemplo, y lo vivido por estos 5 testigos, sus vivencias, miedos, dolores.

Los pasajes y las citas notables, algunas duras y brutales, son muchas. Por ejemplo la de Olga Letelier, de sólo 16 años al momento de ser detenida:

“Nos usaron como conejillos de Indias”, me dijo Ana. “Al final, cuando me dejaron libre lloré… porque quería quedarme adentro, presa”, recordó Olga.

Este testimonio, de una persona brutalmente torturada, de un ser quebrado, se entiende y adquiere todo su dramatismo al confrontarlo con la larga lista de torturas que en Tejas Verdes se aplicaron, incluyendo la aplicación de electricidad, colocación de ratones y arañas en zonas genitales, abrir con fórceps zonas genitales a mujeres para aplicarles mejor la electricidad, hacer comer sus propios excrementos a prisioneros, cortar testículos, fusilamientos simulados y un largo etcétera que no puede dejar indiferente. Que no se logra entender hoy plenamente que haya pasado, hace sólo 40 años, en Chile, protagonizado por uniformados chilenos, siendo funcionarios del Estado y que luego se transformaría en una “política” de gobierno.

Tejas Verdes fue el “plan piloto” para crear lo que fueron después dos verdaderas instituciones criminales de exterminio: la DINA y la CNI.

El despertar de los Cuervos, de Javier Rebolledo (Ceibo Ediciones), es un libro contundente sobre ese campo de concentración, tortura y asesinato, sobre el origen de la DINA y los inicios de Manuel Contreras.

El despertar de los cuervos es, sin lugar a dudas, un libro esencial para entender una faceta fundamental de la Dictadura Cívico-Militar: la sistematización y la creación de un órgano especializado en la inteligencia, detención, tortura, asesinato y desaparición de opositores.