El presidente estadounidense, Barack Obama, y el francés, François Hollande, aceptaron la aparente apertura de Siria sobre su arsenal químico, aunque mantienen la amenaza militar sobre el régimen de Bashar al Asad.

Obama y Hollande temen que este nuevo giro se trate de una maniobra dilatoria, pero no pueden rechazar la mano que Damasco y su aliado ruso le están tendiendo.

Francia seguirá “movilizada para sancionar la utilización de armas químicas por parte del régimen sirio y disuadirle de reincidir”, anunció el presidente francés al final de un Consejo de Defensa.

Durante esta reunión, Hollande “recalcó la determinación de Francia de explorar todas las vías en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, para permitir cuanto antes un control efectivo y verificable de las armas químicas presentes en Siria”, señala un comunicado.

Estas declaraciones se produjeron un día después del discurso de Barack Obama que consideró la propuesta rusa de colocar las armas químicas sirias bajo control internacional una señal “esperanzadora”.

“Esta iniciativa tiene el potencial de remover la amenaza de las armas químicas sin el uso de la fuerza, particularmente porque Rusia es uno de los más fuertes aliados de Asad”, declaró el presidente que también reconoció que es “demasiado pronto” para saber si la propuesta tendrá éxito.

Aunque pidió al Congreso que postergue por el momento el voto de autorización de una acción militar contra Siria, Obama recordó que la opción militar sigue sobre la mesa y que está decidido a mantener la “presión” sobre el régimen sirio.

Diferencias franco-rusas

El presidente de Estados Unidos, que envía a su secretario de Estado, John Kerry, a Ginebra para entrevistarse con su homólogo ruso, Serguei Lavrov, el jueves, indicó que dio orden a las Fuerzas Armadas para “que mantengan la posición actual, para mantener la presión sobre Asad y estar en posición de responder si la diplomacia fracasa”.

Potentes buques de guerra estadounidenses con misiles de crucero fueron desplegados en las últimas semanas en el Mediterráneo oriental.

“Incluso un ataque limitado enviaría un mensaje a Asad que ninguna otra nación puede enviar”, aseguró el mandatario estadounidense que insistió en que no desplegará tropas sobre el terreno y rechazó la comparación con Irak en 2003.

Horas antes, el ministro sirio de Relaciones Exteriores, Walid Mualem, anunció que su país está dispuesto a renunciar a su arsenal químico.

Pero las negociaciones que comenzaron a continuación se anuncian muy complicadas. Rusia solicitó el aplazamiento de una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU que debía celebrarse el martes a las 20H00 GMT.

El presidente ruso, Vladimir Putin, pidió a Estados Unidos que renuncie al uso de la fuerza en Siria.

“Es difícil obligar a Siria o a otro país a desarmarse unilateralmente si hay una acción militar en preparación contra ese país”, declaró Putin, según la televisión rusa.

El jefe de la diplomacia rusa consideró “inaceptable” un proyecto de resolución francés que prevé el control y desmantelamiento de las armas químicas sirias, la puesta en marcha de un dispositivo de inspección y control y autoriza, en último recurso, el uso de la fuerza para hacer que Damasco respete sus obligaciones.

Francia inmediatamente dijo estar dispuesta a “enmendar” su proyecto “si se preservan sus grandes principios y objetivos”.

“El proyecto de resolución presentado por Francia se hizo precipitadamente, sobre la marcha”, declaró este miércoles a la emisora de radio France Inter el embajador ruso en Francia, Alexander Orlovf. ¿Cuál era el objetivo?, agregó.

En Ginebra, la Comisión de Investigación de la ONU sobre crímenes contra los derechos humanos en Siria denunció en su último informe publicado este miércoles los “crímenes contra la humanidad” cometidos por las fuerzas gubernamentales y los “crímenes de guerra” de la oposición.

La Comisión menciona, sin poder confirmarlas, “acusaciones (…) relacionadas con la utilización de armas químicas, principalmente por las fuerzas gubernamentales”.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, afirmó este miércoles que la utilización de armas químicas en Siria merece una “clara condena” y necesita “una respuesta fuerte”.

Sobre el terreno, los rebeldes sirios siguen en la ciudad cristiana de Maalula, cerca de Damasco, de la que el ejército intenta expulsarlos, informó un responsable de la seguridad un día después de que los insurgentes anunciaran que se habían retirado de ella.