Una gran cadena humana de 400 km recorrió este miércoles de norte a sur la región de Cataluña, en una nueva demostración de fuerza de los independentistas para pedir al gobierno español la organización de un referéndum sobre la autodeterminación de la región.

“Cientos de miles de personas hemos salido a la calle para demostrar de forma democrática e inclusiva que somos capaces de alcanzar cualquier reto que nos propongamos”, afirmó Carme Forcadell, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), la asociación independentista promotora de la iniciativa.

Los participantes en la cadena unieron sus manos en recuerdo del año 1714 en que, tras la Guerra de Sucesión española, las tropas franco-castellanas tomaron Barcelona el 11 de septiembre, acabando con la autonomía catalana.

Un grito de “¡independencia!” se elevó al mismo tiempo que se dieron la mano los participantes en la cadena, muchos de ellos envueltos en “esteladas”, la bandera independentista a rayas amarillas y rojas con la estrella blanca sobre triángulo azul en un lado.

Otros vestían una camiseta amarilla con la inscripción “Vía Catalana hacia la Independencia”, como es el caso de Mercé Juan Rodríguez, una educadora social de 54 años, que aseguró, en catalán e inglés, estar “un metro más cerca de la libertad”.

Mercé participó en la cadena que recorrió 86 pueblos y ciudades de norte a sur de Cataluña e incluso tuvo un pequeño tramo en el sur de Francia y en la vecina región de la comunidad valenciana.

Las imágenes aéreas de la televisión mostraban una larga línea de personas dándose la mano a lo largo de las carreteras catalanas.

“A pesar de los intentos del gobierno de ir contra la voluntad del pueblo, queremos demostrar que vamos a conseguir independancia de manera pacífica”, afirma Albert Garcia, un médico de 60 años, que ondea una gran estelada.

“Y queremos el reconocimiento de toda Europa y del resto del mundo”, añadió Fina Agullo, una comercial de 65 años.

En su afán por llamar la atención del mundo, la cadena recorrió lugares tan emblemáticos como el estadio Camp Nou del Barça o el templo de la Sagrada Familia de Gaudí.

Para los organizadores del acto, el objetivo es claro: presionar al presidente regional, el nacionalista Artur Mas, para que organice como prometido un referéndum de autodeterminación en 2014, exigencia que comparten con ERC, la segunda fuerza política de la región.

“Pedimos a nuestras instituciones (…) que convoquen la consulta, sin dilaciones ni perdidas de tiempo que solo perjudican a nuestro pueblo (…) que convoquen la consulta para el año 2014, no queremos ni podemos esperar más”, dijo Forcadell.

En rueda de prensa ante los medios extranjeros, Mas reconoció haber mantenido el 29 de agosto una reunión, “que era supuestamente secreta”, con el jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, pero dijo no ver voluntad política de Madrid para responder a las demandas de Cataluña.

El gobierno catalán está en conflicto abierto con Madrid desde que éste rechazó hace un año su “pacto fiscal”, que pedía una mayor autonomía presupuestaria para Cataluña.

En la mayor parte de España, el Estado central recauda los impuestos y después transfiere una parte a las regiones. El ejecutivo catalán se queja de aportar más de lo que recibe y afirma sufrir un “déficit fiscal” de 16.000 millones de euros anuales.

Pero Mas aseguró este miércoles que, incluso si Rajoy aceptase ahora negociar avances en materia fiscal, la consulta popular es imparable, aunque para ello haya que convertir en “plebiscitarias” las próximas elecciones regionales, previstas para 2016.

“En este momento el pacto fiscal ya no arregla el problema”, afirmó. Ahora “cualquier solución para Cataluña pasa por las urnas”, agregó.

Cataluña ha vivido en los últimos años un auge del independentismo, impulsado por la crisis económica, la recesión y un desempleo que afecta al 23,85% de la población activa de la región.

“Necesitamos tener las herramientas y los instrumentos para poder salir de la crisis”, dijo Forcadell, en referencia a la independencia como instrumento para luchar mejor contra la crisis.

Antaño motor económico del país, Cataluña, que carga con una deuda colosal de más de 50.000 millones de euros, tuvo que pedir 9.073 millones de euros en enero al fondo de ayuda a las regiones creado por Madrid.

Según un sondeo reciente, el 49% de los catalanes apoyaría la independencia frente a un 36% en contra, aunque los partidarios de salir de España caerían al 41% si ello implicara salir de la Unión Europea.