Acechar galaxias lejanas, jóvenes estrellas y agujeros negros gigantes con una agudeza inédita: esa es la promesa de Muse, un instrumento astronómico único en el mundo fabricado cerca de Lyon (centro de Francia) que será instalado en Chile, en el desierto de Atacama.

“El objetivo es ir más lejos y sondear el universo muy profundo, a más de 13.000 millones de años luz”, resumió Roland Bacon, director de investigación del Centro nacional de investigaciones científicas (CNRS) y jefe del proyecto Muse (Multi Unit Spectroscopic Explorer).

Muse es un espectrógrafo integral de campo, una tecnología jamás empleada en esta escala. Fue fabricado durante más de diez años en el Observatorio de Lyon por un consorcio de siete laboratorios de Francia, Alemania, Suiza y Holanda.

Ventilado, enfriado con azote líquido y preservado de cualquier contaminación, el instrumento de cuatro metros de alto, enlazado por tubos que le dan un aire de Gorgona, está ahora a la espera de viajar a Chile.

Tras dos meses de desmontaje, a partir de mediados de setiembre, irá por avión hasta Santiago y luego se desplazará en camión rumbo al desierto de Atacama, en el norte del país.

Allí será instalado en el Very Large Telescope (VTL, literalmente Telescopio muy grande) del Observatorio Europeo del Sur (ESO).

Recortar la luz

“El VLT proporciona el objetivo y nosotros construimos la cámara fotográfica”, explica usando una metáfora Ghauti Hansali, profesor de la Escuela Nacional de Ingeniería de Saint Etienne (Francia), que trabaja en este proyecto junto a un centenar de investigadores e ingenieros.

El cielo de Atacama, de una gran pureza, ofrece a los científicos 350 noches observables por año. Pero sólo un espectrógrafo puede analizar finamente la luz coleccionada por los cuatro grandes espejos del VLT.

Esta descomposición por longitud de ondas es crucial para estudiar sobre todo las galaxias más lejanas, pequeñas y muy poco luminosas vistas de la Tierra, con la esperanza de esclarecer su historia.

¿Cómo aparecieron las galaxias? ¿Cuál es el impacto de los agujeros negros gigantescos detectados en el seno de galaxias próximas? ¿Cómo nacen estrellas y cometas? ¿La observación valida los modelos teóricos?

Para responder a estas interrogantes, que la astrofísica se plantea desde su origen, Muse aportará sus capacidades inéditas, en tres dimensiones: registrará el espacio con una mayor resolución y, sobre todo, con una amplitud de campo bien superior a la de un espectrógrafo clásico.

En el corazón del aparato figura un “recortador de campo”, conformado por montones de lentillas de vidrio que recortan la imagen para enviarla hacia 24 sistemas similares, que dividen cada parte en 48, es decir 1.152 espectros en una misma observación.

Cinco toneladas al final de una grúa

Muse permite obtener una cobertura completa de una región del cielo, explica Florence Laurent, del CNRS, cuya tesis permitió la elaboración de este instrumento con una empresa de la región, Winlight Optcis.

Después de “la fase en que se sueña y la fase en que se pone en obra”, falta la etapa decisiva, “la fase de observación” en las montañas chilenas, a 2.653 metros de altitud, recalcó Roland Bacon.

En febrero, Muse será sometido a “la operación más espectacular”, que hace temblar a muchos, dijo con una sonrisa Hansali: las cinco toneladas del espectrómetro, que costó 21 millones de euros, se balancearán en la punta de una grúa.

Integrado al VLT, Muse estará abierto a los investigadores del mundo entero hasta la finalización del Telescopio Europeo Extremadamente Grande ( EELT, por su nombre en inglés), un telecopio con un diámetro de 40 metros, el objetivo es la observación del universo con un detalle mayor que el del telescopio Hubble, y que se espera estará finalizado hacia 2018.

Para el Centro de investigación de astrofísica de Lyon, ya empezó la reflexión sobre los sucesores de Muse: el principio de recorte de campo será retomado para el “instrumento de primera luz” del EELT, anunció Hansali.

Y para los futuros telescopios espaciales, más pequeños y de más difícil acceso que sus homólogos terrestres, “se deberá preparar una versión simplificada”, concluyó el científico.