El presidente de la Democracia Cristiana, senador Ignacio Walker, insistió que su partido no tuvo una postura promotora del Golpe de Estado de 1973, sino que de oposición a éste.

Sin embargo, Walker reconoció que la falange, una vez derrocado el gobierno de Salvador Allende, depositó cierta “confianza, de buena fe”, en la tradición constitucionalista que había tenido el Ejército. Por ende, según Walker, a la DC se le puede “acusar de ingenua, pero no de golpista”.

Sus palabras encontraron eco en el presidente del Partido Socialista, Osvaldo Andrade, quien tras leer las declaraciones de Walker en un matutino las calificó de “autocomplacientes”, pero que no insistirá en que se pida perdón si no lo sienten.

El mismo Ignacio Walker salió al paso de los dichos de Andrade, e insistió en que la DC y el PS deben enfocar sus esfuerzos en ser parte de la misma alianza política, y no enrostrar las presuntas responsabilidades de nadie ante los hechos del pasado.

En la línea de estos reconocimientos, el secretario general del PPD, Gonzalo Navarrete, indicó que la izquierda ya realizó su autocrítica respecto a su rol antes del quiebre de la democracia en 1973, y que son otros quienes aún no han hecho su meaculpa.

Gonzalo Navarrete hace esta alusión, pues a su juicio el Golpe de Estado y la dictadura sólo se explican por la actitud golpista que, según explicó, tuvo siempre la derecha, y que se evidencia con el asesinato del general René Schneider el 25 de octubre de 1970.