Los ataques planificados por Estados Unidos contra Siria tendrían por objetivo “degradar” la capacidad del régimen sirio de usar armas químicas, pero diversos expertos apuntan que más allá del efecto psicológico, tendrían un impacto militar limitado.

El secretario de Defensa, Chuck Hagel, aseguró ante una comisión del Senado que “los objetivos militares en Siria son garantizar que el régimen de (Bashar al) Asad sea responsable por sus actos, degradar su capacidad de realizar ataques químicos, y disuadirlo de conducir nuevos ataques similares”.

Por lo poco que se ha filtrado de los preparativos para una acción militar “limitada en su duración y en su porte” deja pensar que se apoyará esencialmente en los famosos misiles Tomahawk, lanzados desde navíos situados en el mar Mediterráneo o en el mar Rojo.

Para Jeffrey Martini, de Rand Corporation, “si realmente deseamos tener un efecto militar, lo se podríamos hacer es privar al régimen (sirio) de su medio de ataque más eficaz, la artillería. Esa operación sería muy diferente de la que el gobierno pretende realizar”.

Los misiles Tomahawk son precisos y eficaces contra estructuras fijas, como puestos de comando, radares, puestos de defensa antiaérea o bases terrestres, pero no son concebidos para eliminar piezas de artillería móviles probablemente dispersas en zonas habitadas, coinciden diversos analistas.

En la opinión de Martini, destruir la artillería siria equivaldría a “desarmar enteramente al régimen”.

“No podemos hacerlo, entonces todo lo que intentaremos hacer es disuadir mediante la sanción, y eso lo pueden hacer los misiles de crucero”, sostuvo.

Por esa razón, el efecto militar de los ataques podría ser limitado.