La lucha, que en febrero vio cómo el Comité Olímpico Internacional (COI) la dejaba fuera del núcleo duro del programa de los Juegos, se juega el domingo 8 de septiembre en Buenos Aires su permanencia para la cita de 2020 con el sóftbol/béisbol y el squash.

Los tres deportes serán propuestos en la sesión del COI de la capital argentina, donde sólo se elegirá uno. El béisbol y el sóftbol podrían regresar así al programa olímpico, del que salieron tras los Juegos de Pekín-2008, mientras que el squash debutaría.

Excluir un deporte para otorgar su plaza a uno nuevo con la esperanza de atraer al público joven era la voluntad del COI. Pero casi dos años después, con un drama de por medio al cuestionar la supervivencia de un ‘histórico’ como la lucha, todo hace indicar que finalmente nada va a cambiar.

De esta manera, salvo sorpresa, los 100 miembros del COI recuperarán la lucha en lugar de resucitar al sóftbol/béisbol o de estrenar el squash como disciplina olímpica.

Ya fue llamativo, porque las decisiones olímpicas son muchas veces indescifrables, que el COI eliminara del núcleo duro a la lucha, cuando no parecía particularmente amenazada, en vez de al pentatlón moderno o el taekwondo, que a priori contaban con más papeletas.

La tormenta se desató en febrero y provocó una avalancha de críticas, tanto de aficionados, como de personalidades de peso, entre ellas el presidente ruso Vladimir Putin.

Varios campeones olímpicos amenazaron con devolver sus medallas, se firmaron peticiones en todos los idiomas y luchadores de Irán, Estados Unidos y Rusia unieron sus fuerzas en un acto en la alfombra de la mítica estación Grand Central de Nueva York.

La lucha se embarcó en un inminente proceso de modernización para conservar su lugar ante las otras siete disciplinas que el COI contemplaba como posibles sustitutas (la escalada, el karate, el wushu -un arte marcial-, el wakeboard -un deporte náutico- y los deportes de patines; además del squash y del sóftbol/béisbol).

El presidente de la Federación Internacional (FILA) fue sustituido antes de que comenzaran una serie de medidas destinadas a mejorar el atractivo de los combates.

La esperanza regresó a finales de mayo en San Petersburgo, cuando el comité ejecutivo redujo a tres los deportes recomendados para una plaza en el programa olímpico de 2020.

“No vamos a cambiar por cambiar. Hacemos una revisión periódica del programa y tomamos una decisión si es para mejorarlo”, subrayó el presidente saliente del COI Jacques Rogge, sobre un proceso polémico de selección en el que no ha participado.

Sin importar la decisión final que se tome, la próxima revisión del programa olímpico se realizará, con toda seguridad, de manera diferente con el nuevo presidente del COI, que será elegido el 10 de septiembre.

La tendencia será más bien no reducir el número de deportes pero sí el número de disciplinas consideradas muy similares dentro de algunos deportes con el objetivo de liberar espacio (actualmente hay 28 deportes en el programa olímpico).

Lo que ha quedado claro es que poner en duda a la lucha, uno de los pocos deportes que ha participado en casi todas las ediciones de los Juegos Olímpicos en la era moderna (desde 1896), ha sido una incongruencia.

En primavera el COI dio a conocer la nueva clasificación de los deportes según la atracción que despertaron en los Juegos de Londres-2012. La natación y la gimnasia señalan al grupo de cabeza con el atletismo, mientras que la lucha no figura en el último grupo, que cierra el pentatlón.