Presentan documental sobre tres hermanas chilenas que deciden suicidarse antes que perder sus animales, por una ley gubernamental.

VENECIA, Italia.- Una sentida y conmovida ovación saludó el fin de la proyección del filme chileno “Las niñas Quispe”, ópera prima del documentalista, productor y guionista Sebastián Sepúlveda, seleccionada por la 28a. Semana Internacional de la Crítica, reseña paralela del 70 Festival de Venecia, fuera de concurso pero con jurado público propio.

De acuerdo con ANSA Latina, inspirado en un hecho real que conmovió a la opinión pública chilena en 1974, el film cuenta la historia de tres hermanas que habitan el altiplano norteño pastoreando en total aislamiento un rebaño de ovejas y cabras. Por temor a perder sus animales por una ley gubernamental, deciden suicidarse.

La proyección oficial de este sábado fue honrada con la presencia del director de la Bienal de Venecia, Paolo Baratta y del mismo productor de la película, Pablo Larraín, miembro del jurado oficial que asignará los premios de la “Mostra” el próximo sábado 7 de septiembre.

Sepúlveda, de 41 años, se hizo a su vez presente con la actriz Francisca Gavilán, respondiendo a las preguntas del público.
“Mi película -indicó- puede interpretarse como un cuento sobre la dignidad de estas tres hermanas que deciden afrontar la muerte antes que la pérdida de su rebaño y de su estilo de vida”.

Suicidio confirmado

“Con la dictadura militar de Augusto Pinochet, se instala en Chile un régimen de terror que hizo suponer que las tres hermanas habían sido asesinadas por haber ayudado a prófugos a cruzar la frontera con Argentina, pero en realidad, hoy se puede afirmar sin ninguna duda que las tres hermanas se suicidaron”, deslizó.

“Fue el sobrino de las hermanas quien descubrió los cadáveres de las tías y que me confirmó que no había señales en torno a los cuerpos que hiciera suponer la presencia de terceras personas”, agregó el director, autor del guión inspirado también en el drama “Las brutas” de Juan Radrigán.

“Aparte del hecho, de que una participación militar en esas muertes implicaría una creatividad desconocida en ese ambiente, yo creo que esa decisión de parte de las hermanas les da una cierta grandeza y estatura moral y las convierte en heroínas de una clase social marginada”, añadió el realizador.

También, dijo que ve a su película como “un relato de fantasmas que se desarrolla en el espacio abstracto del desierto del altiplano”.

Grandes silencios

“Es por eso que buena parte de la acción transcurre en sombras y con grandes silencios. Estoy de acuerdo con lo que una vez dijo el cineasta francés Alain Cavalier de que todo se ve y se escucha mejor en la oscuridad y el silencio”, reflexionó Sepúlveda.

“Mi familia dejó Chile con la dictadura cuando yo tenía apenas un año y vivimos en Europa hasta que nos dejaron volver en 1981 -añadió- volver a mi país fue enfrentarme con un ambiente opresivo en el que nadie estaba seguro de que si la persona que teníamos enfrente apoyaba o rechazaba esa opresión”.

Para Gavilán, trabajar en el film fue a su vez “una experiencia increíble: es la primera vez que lo veo completo, me hizo revivir la soledad y el aislamiento en el que vivían las tres hermanas”.

“Me gusta interpretar personajes que no se me parezcan en absoluto y creo que uno de los privilegios de esta profesión es poder dar vida a criaturas alejadas de nuestra personalidad. Trabajar con una actriz no profesional como Digna Quispe, sobrina de las hermanas, fue un gran aprendizaje porque -explicó- nos obligaba a ser como ella, a seguir sus gestos y sus diálogos que estaban más cerca de la realidad de lo que yo y Catalina (Saavedra) podíamos inventar”.

Por último, Sepúlveda tranquilizó al público aclarando que la cabrita que mata Luciana es una ficción: “Yo amo mucho los animales y no creo que para beneficio de la narración haya que matar a uno”, mientras Gavilán recordó que “la emoción era tan fuerte que, a pesar de que en realidad no estaba matando a la cabrita, yo me desmayé”.

Para el director fue un “privilegio” trabajar con los hermanos Pablo y Juan de Dios Larraín como productores: “Pablo disipaba mis dudas durante el rodaje que eran muchas. Me dieron confianza y apoyo que es lo que más precisa un debutante como yo”.