El gobierno de Bolivia dijo este domingo que espera información de Brasil referida a la fuga a ese país de un senador opositor boliviano requerido por la justicia que estaba asilado en la embajada brasileña en La Paz, pero aclaró que el hecho no dañará la relación bilateral.

La fuga del senador Roger Pinto, con pedido de captura de la justicia boliviana y asilado en la representación brasileña desde hacía más de un año, abrió un interrogante en las relaciones La Paz-Brasilia, pero Bolivia aclaró que el caso no afectará el vínculo de confianza entre los dos países.

“Estamos pidiendo las informaciones oficiales tanto al gobierno de Brasil como a otras autoridades (locales)” sobre cómo se produjo la fuga de Pinto, dijo la ministra de Comunicación de Bolivia, Amanda Dávila.

La funcionaria aseguró que el caso “no afecta las relaciones con Brasil que se mantienen en una situación de absoluta cordialidad y respeto”.

El asunto empañaba la relación bilateral porque pese al asilo que Brasil le concedió a Pinto, Bolivia se negaba a concederle el salvoconducto para abandonar el país, argumentando que su caso era judicial y no político.

La cancillería brasileña anunció mediante nota que investigará cómo se produjo la partida de Pinto de su embajada y su posterior ingreso a Brasil, y anunció que “tomará las medidas administrativas y disciplinarias que correspondan”.

Itamaraty, sede del ministerio de Relaciones Exteriores brasileño, dijo que llamará a consultas a Brasilia a su encargado de Negocios en La Paz, Eduardo Saboia.

Brasil es el principal destino de las exportaciones bolivianas, esencialmente de gas natural.

La ministra de Comunicación boliviana admitió que su gobierno aún no tiene “ningún detalle” de cómo ocurrió la salida de Pinto de la embajada brasileña y su tránsito por tierra hacia Brasil, donde ingresó en la madrugada de este domingo.

El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, brazo derecho del presidente Morales y uno de sus más importantes articuladores políticos, dijo que “esta fuga hay que explicarla, seguramente las autoridades brasileñas van a tener que explicarla”.

Y reveló que el hecho no sólo tomó de sorpresa a las autoridades bolivianas, sino que les causó también cierta frustración.

El presidente Evo Morales optó por no referirse al caso, pese a que realizó declaraciones públicas en una serie de actos este domingo.

“Espero continúe mi asilo”

Al llegar al país la madrugada del domingo, Pinto agradeció “a Brasil y sus autoridades” por haberle concedido asilo político.

“Debo agradecer a todo Brasil y sus autoridades”, declaró el senador según el sitio de noticias G1, que señaló que Pinto llegó a Brasilia pasadas las 01:00 locales de este domingo.

“Espero que continúe mi asilo. Tengo asilo y espero que continúe”, añadió.

Pinto llegó a Brasilia junto al senador brasileño Ricardo Ferraço, presidente de la comisión de Relaciones Exteriores del Senado y miembro del partido PMDB, aliado del gobierno de la presidenta izquierdista Dilma Rousseff.

El legislador boliviano habría viajado 22 horas entre La Paz y Corumbá a bordo de un automóvil de la embajada brasileña, escoltado por militares de Brasil, según Ferraço, citado por la prensa brasileña.

“Ya que el gobierno brasileño había dado asilo (…), no veo problema en la venida de él a Brasil que es, ante todo, un gesto de solidaridad humana. Fueron 455 días en condiciones de restricción y estamos ante un perseguido político por ausencia de democracia en Bolivia”, declaró a la prensa el senador brasileño.

Pinto, un senador opositor de derecha de 53 años buscó refugio en la embajada brasileña en La Paz en mayo de 2012 argumentando que era un perseguido político.

Antes entregó al gobierno de Morales información sobre actos de corrupción y sobre vínculos de autoridades con el narcotráfico, por lo que el oficialismo le respondió -según él- con una veintena de procesos judiciales, la mayoría por desacato, corrupción y daños al Estado, cuando era gobernador del departamento amazónico de Pando (norte).

El gobierno lo acusa además de estar involucrado en un juicio “por la masacre” de una docena de indígenas afines al gobierno en Pando en 2008, durante un conflicto político.

Pinto pasó 15 meses en esa legación diplomática en un ambiente reducido con ventana a la calle donde ocasionalmente aparecía para saludar a sus adherentes.

Brasil envió este año varios emisarios a Bolivia, entre ellos el canciller Antonio Patriota, para convencer a La Paz de que entregue el visado que permitiera la salida de Pinto.

Exilio de opositores en Bolivia

Morales ha mantenido una relación tensa con sus opositores. Una docena de políticos opositores bolivianos obtuvieron hasta ahora asilo o refugio en Brasil, Perú, Argentina y Estados Unidos, entre ellos un ex candidato a la presidencia (Manfred Reyes Villa, en EEUU), ex gobernadores, ex parlamentarios, y líderes regionales críticos al izquierdista Morales.

“Saber cómo salió Pinto de la embajada de Brasil en La Paz es determinante para saber si puede suscitarse un conflicto entre los dos países”, consideró el analista político boliviano Marcelo Silva en diálogo con la AFP.

Sin embargo, Silva opina que la relación bilateral pasa sobre todo por el tema del narcotráfico.

“Brasil ha tomado las riendas que dejó Estados Unidos en el tema narcotráfico. Este elemento, que prima en las relaciones bilaterales, incomoda al gobierno boliviano y distancia las relaciones con Brasil”, aseguró.

Brasil y Bolivia comparten una extensa frontera por la que se trasiegan importantes volúmenes de droga con destino a Europa.

Según Naciones Unidas, después de Colombia y Perú, Bolivia es el tercer país productor de coca, materia prima para fabricar cocaína.