Un nuevo y polémico estudio ha abierto el debate en torno a la inteligencia y la religiosidad. Por medio del análisis de 63 investigaciones científicas entre 1928 y 2012 investigadores de la Universidad de Rochester Northeartern concluyeron que las personas creyentes son menos inteligentes que los ateos, según informó The Huffington Post.

La indagación, titulada “La relación entre la inteligencia y la religiosidad: un meta-análisis y algunas explicaciones propuestas” fue dirigida por el profesor Miron Zuckerman, y demostró que del total de los estudios sólo 10 tenían una correlación positiva entre la inteligencia y la religiosidad.

Los investigadores postulan que el ateísmo e intelecto tendrían algo en común: “la premisa de que las creencias religiosas son irracionales, sin ninguna base científica, imposibles de comprobar, y por tanto, poco atractivas para gente inteligente”.

Mediante el permanente análisis de las creencias de 1.500 niños superdotados con coeficiente intelectual superior a 135, también se concluyó que los menores más inteligentes tienden a alejarse de las actividades religiosas.

El estudio define a la inteligencia como la “capacidad de razonar, planear, resolver problemas, pensar de forma abstracta, comprender ideas complejas, aprender rápido y aprender de la experiencia.”

Mientras que la religiosidad es entendida como “la participación en algunos (o todos) los aspectos de una religión”, lo que incluye creer en aspectos sobrenaturales.

Cabe destacar que las personas que no se identifican con ninguna religión son el tercer grupo mayoritario a nivel mundial, seguidos de cristianos y musulmanes.