Usualmente, la literatura y las películas han pintado a los padres como los peores enemigos de los novios de sus hijas (y de paso, de sus propias hijas).

Sin embargo los tiempos cambian y, lejos de pretender la imagen de una hija casta y pura, muchos padres no sólo toleran que sus hijas quieran tener sexo, sino que las animan a disfrutar plenamente sus experiencias sexuales.

Este es el concepto de Ferrett Steinmetz, un escritor estadounidense cuya columna titulada Dear Doughter: I hope you have some fucking awesome sex se convirtió en un fenómeno en las redes sociales, gatillando un debate sobre si es apropiado o no que un padre anime a sus hijas a disfrutar libremente de su sexualidad.

“He leído a un montón de gente calificándome de buen o mal padre, lo que me hace sentir incómodo [...] Mis hijas son felices, pero no sé cuánto de ello se debe a mí. Creo que si somos honestos como padres, nos convertimos en un remo para ayudarles a transitar por aguas violentas”, escribió Steinmetz como reacción a su columna.

A continuación te dejamos con su carta. ¿Estás de acuerdo?

Existe una cadena que circula en Internet llamada “10 reglas para salir con mi hija” que está llena de “divertidas” amenazas como esta:

Regla 4: Seguramente te habrán dicho que en el mundo de hoy, tener sexo sin algún ‘método de barrera’ puede matarte. Déjame explicarte: cuando se trata de sexo, yo soy la barrera, y voy a matarte“.

El tipo de cosas que nos remiten a los manidos “Los chicos son vándalos peligrosos, el sexo es horrible cuando otras personas lo tienen, y mi hija es una muñeca de plástico cuyo destino yo controlo“.

Verán, a mí me encanta el sexo. Y porque amo a mi hija es que quiero que goce los mismos placeres de la vida que he disfrutado yo y, de preferencia, más. No quiero oír los detalles porque, bueno, prefiero no hacerme una imagen al igual que a mi hija no le gustaría tener una mía. Pero a nivel abstracto, querida, sal y juega.

Porque el sexo consentido no es algo que los hombres toman de ti, es algo que tú das. No te rebaja el entregarle placer a alguien. Menos te degrada el obtener placer para ti misma. Cualquiera que piense de otra forma seguro es un hombre que tiene un concepto muy pobre de las mujeres.

Sí, todos estos chicos, chicas e incluso quienes no sé qué son, puede que te rompan el corazón, lo que también romperá el mío. Te he abrazado, llorando, luego de que tu novio te engañara, y eso me desgarró. ¿Pero sabes qué me haría aún más daño? Verte encerrada en una jaula de cristal, sintiendo con tus dedos nada más que el frío vacío, eso mientras este viejo no decida que debas salir a experimentar algo.

Tú no eres yo. Tampoco eres una extensión de mi voluntad, así que necesitas salir a cometer tus propios malditos errores, a aprender cómo ponerte en pie después de caer, a aprender dónde están los vendajes para cerrar tus propias heridas. Yo te ayudaré. Seré tu consejero mientras pueda. La persona a la que puedas recurrir cuando todo parezca perdido. Pero creo que hay una lección en perderse. Creo que hay una fuerza que se obtiene sólo cuando uno ha sabido dar pasos en la oscuridad.

Tú eres tu propia persona, y algunas de las cosas que vas a amar van a chocarme por considerarlas locas, feas o desagradables. ¡Pero así es como el mundo llega a ser tan vasto y maravilloso! Imagina si a todos nos gustaran las mismas cosas: estaríamos todos peleando por las mismas 10 personas. El milagro es cuán fácilmente algunos inadaptados -en apariencia- se convierten en los tesoros adorados por otros. Y me convertiría en un hombre pequeño, triste y miserable si te manipulara para convertirte en una cortadora de galletas con mis propios moldes.

Ama la música que yo detesto, mira las películas que me aburren. Conviértete en una mujer fuerte que sabe lo que le gusta y sabe dónde encontrarlo.

Ahora, te advierto que vas a quedar herida por la vida, y algunas veces habrás aceptado ser herida. Pero no te diré que el sexo es malo o que eres mala por querer tenerlo, o que otras personas sean malas por querer obtenerlo de ti, siempre y cuando estés de acuerdo en proporcionarlo. Me rehúso a perpetuar, incluso en clave de humor, la idea de que la gente a quien le gusta mi hija, es mi enemiga.

No soy el guardia que te encerró en una torre. Idealmente, soy el espacio seguro de mi hija, un jardín al que regresar cuando el mundo se haya pasado de la raya en su crueldad. Un lugar donde ella pueda recuperarse y reflexionar sobre sus errores, sabiendo que aquí hay alguien que la adora y que la abrazará hasta que seque sus lágrimas.

Eso es lo que quiero para ti, querida. Una vida plena de grandes errores y gigantescos triunfos.

Ahora sal y busca todas esas cosas que amas. Y viceversa.