Como si no fuera suficiente con la posibilidad de que tomen el control de tu computadora, tu teléfono celular, tu tablet, tu cuenta de banco, de redes sociales, tu consola de videojuegos o tu automóvil, ahora tendremos que cuidarnos de que nadie se inmiscuya en uno de los pocos lugares donde todavía pensábamos que podíamos tener privacidad: el baño.

La alerta involucra a Satis, un retrete tecnológico de lujo comercializado por la firma japonesa Lixil, cuyo costo supera los 5.600 dólares (2.8 millones de pesos).

¿Qué hace a un WC tan caro? Satis es un smarttoilet, capaz de descargar, subir y bajar su tapa automáticamente, asumir las funciones de un bidet (no nos pidan detalles sobre esto), proveer secado rápido mediante aire (tampoco nos pregunten de qué), o lanzar fragancias, entre otras delicadezas, la mayoría de las cuales también pueden controlarse mediante una aplicación para teléfonos móviles llamada My Satis.

Sin embargo este resultó ser también el caballo de troya del ostentoso adminículo, ya que la firma de seguridad estadounidense Trustwave advirtió a los usuarios que un hacker malintencionado puede tomar el control de su WC a través de un teléfono móvil, de manera muy sencilla.

Sucede que la aplicación se conecta a la taza mediante Bluetooth, usando un código de seguridad de cuatro cifras no muy inteligente, ya que está siempre fijo en “0000″. De esta forma cualquier bromista puede usar su teléfono para hacerte creer que tu retrete fue poseído por un poltergeist, indicó la BBC.

“Un intruso podría descargar la aplicación My Satis y usarla para provocar que el WC se descargue continuamente, aumentando el consumo de agua del propietario. Además podrían provocar que la unidad abra o cierre su tapa inesperadamente, que active el agua del bidet o el aire del secador, provocando la natural confusión del usuario”, explicó Trustwave en un reporte.

Si bien la empresa reconoció que el alcance inalámbrico de Bluetooth pone un límite al mal uso que se le puede dar al sistema (hasta 100 metros), también permite que un vecino descargue la aplicación y haga de las suyas a costa del dueño del WC.

“Puede que parezca una amenaza menor, pero esta imprudencia demuestra que los fabricantes de accesorios para el hogar deben poner tanto énfasis en la seguridad como los fabricantes de computadores”, concluye la empresa.