La justicia egipcia fijó para el 25 de agosto el comienzo del proceso de seis dirigentes de los Hermanos musulmanes, entre ellos el Guía supremo Mohamed Badie y sus dos adjuntos Jairat al-Shater y Rashad Bayumi, un anuncio con el que podría aumentar la tensión en momentos en que se intensifican las negociaciones entre islamistas y las nuevas autoridades de Egipto.

Desde hace varios días las nuevas autoridades del país, instaladas por las Fuerzas Armadas luego de derrocar al presidente Mohamed Mursi, de los Hermanos Musulmanes, alternan declaraciones marciales y llamados al diálogo en dirección de los partidarios del mandatario destituido que cada día desafían las advertencias de las autoridades y llaman a más manifestaciones.

El anuncio con la fecha del comienzo del juicio podría relanzar su movilización.

Badie, que se fugó y sus dos adjuntos detenidos, responderán por “incitación al asesinato”, mientras los otros tres acusados –dos de ellos prófugos– son, acusados por el “asesinato” de ocho manifestantes que intentaban el 30 de junio tomar la sede de los Hermanos Musulmanes.

Anoche, el nuevo hombre fuerte de Egipto, el jefe del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, Abdel Fatah al Sisi, se reunió con responsables islamistas a los que les aseguró que aún había “posibilidades para una salida pacífica de la crisis a condición de que todas las partes rechacen la violencia”.

Aunque no había ningún representante de los Hermanos Musulmanes sí estaban presentes influyentes predicadores salafistas que participaron en manifestaciones a favor de Mursi.

Es la primera vez que los militares anuncian oficialmente un encuentro entre el jefe del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas y dirigentes islamistas desde el golpe de Estado del 3 de julio.

Luego de recibir a los islamistas, el general Sisi se reunió con el secretario de Estado adjunto estadounidense, William Burns, que abogó porque todas las fuerzas políticas del país sean asociadas a la hoja de ruta anunciada por las nuevas autoridades que prevé una nueva Constitución y elecciones generales a principios de 2014.

Burns se había reunido antes con miembros del Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ), fachada política de los Hermanos Musulmanes, que repitió tras el encuentro que rechazaba toda solución que no se base en “la legitimidad constitucional y en el rechazo al golpe de Estado”.

Minué diplomático en El Cairo

Frente a estas declaraciones, Burns, que efectuó una visita sorpresa que se vio como la última oportunidad para evitar una confrontación entre la policía y los partidarios de Mursi, no logró de pura evidencia modificar la posición de los Hermanos Musulmanes.

Los emisarios internacionales se suceden en El Cairo para incitar al gobierno y a la oposición a alcanzar un compromiso, sin éxito hasta el momento.

Desde fines de junio, más de 250 personas, en su mayoría islamistas, murieron en enfrentamientos entre partidarios de Mursi y las fuerzas de seguridad u opositores al presidente derrocado. La comunidad internacional teme que la dispersión por las fuerza de las manifestaciones se conviertan en masacre.

El gobierno interino pidió su dispersión en varias ocasiones bajo la amenaza de un desalojo por la fuerza.

A pesar de la amenaza, los Hermanos Musulmanes convocaron nuevas manifestaciones este domingo para la noche del Destino, la más sagrada del ramadán, y durante el día se desarrollaron pequeñas manifestaciones esporádicas en El Cairo.

El domingo una delegación de la Unión Africana terminó su misión de una semana en la que fue autorizada a reunirse con Mursi, que está detenido en un lugar secreto desde el golpe.

La yemení Tawakkol Karman, premio Nobel de la Paz, no fue autorizada a ingresar a Egipto el domingo por “razones de seguridad”, indicaron responsables aeroportuarios a la AFP. La mujer debía acudir a una concentración de partidarios de Mursi en El Cairo, según éstos.

En una entrevista con el Washington Post, Sisi pidió a Estados Unidos que utilizara su “influencia en los Hermanos Musulmanes” para poner fin a la crisis. Sin una solución política, “la policía civil” y “no los militares”, insistió el uniformado, “pondrá fin a estas sentadas y limpiará las plazas”.