Esta iglesia dio el nombre de Pancho al puerto de Valparaíso, al ser su torre una de las primeras cosas que lograban distinguir -una especie de faro- los navegantes que llegaban al legendario puerto.
Hace años, por falta de previsión, de planes y de políticas y, posiblemente, por falta de interés, se construyeron unos edificios de departamentos –de esos que se construyen en cualquier parte, sin personalidad y que aportan muy poco a la ciudad- que taparon en gran parte la iglesia para quienes pudieran querer verla desde el mar.
Ahora es un incendio. Otro incendio, porque hace unas semanas se quemó en Mercado de Concepción, y antes la Iglesia de la Congregación de las Hermanas de la Providencia, y el Palacio Iñiguez, y la decena de incendios en la Zona Típica del Barrio Yungay y así podemos hacer una larga, larguísima lista de incendios…
Y cada vez se habla de la urgencia, de la negligencia del vagabundo, del electricista, de los estudiantes que hicieron un asado o una peña… o, en última instancia del propietario que no tomó las precauciones.
¡Basta! En verdad basta de llevar 20 años tratando de cambiar las leyes y normas y la institucionalidad encargadas de proteger el Patrimonio, de propuestas vergonzosas de ley como las presentadas durante el gobierno de Bachelet (un Instituto del Patrimonio que no se hacía cargo ni de la diversidad ni de la dispersión existente) como por el actual gobierno de Piñera (que simplemente transforma el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes –CNCA- en Ministerio “pegándole” la DIBAM –Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos-, destruyéndola de paso).. Es hora de exigir propuestas serias, coherentes y, si no a la altura de un país desarrollado que no somos, a la altura de algunos países de Latinoamérica.
Valparaíso ha sido muy mal manejada desde que fuera declarada Patrimonio de la Humanidad. El caso del mall de Castro es otro ejemplo (y el tema aquí no es mall o no mall, es cómo preservar el Patrimonio y hacerlo parte de un desarrollo sustentable). Y podemos seguir con las salitreras, con el patrimonio industrial, el patrimonio moderno y así hasta llegar al patrimonio intangible, que no existe en nuestras leyes ni normas.
¡Basta¡ Basta de autoridades y de legisladores inoperantes, negligentes, sordos. Era de esperar que este gobierno tuviera una particular preocupación por el Patrimonio Cultural ya que es un eje importante de la Fundación Futuro, que es de Sebastián Piñera. Los hechos y las cifras (que tanto gustan y tan mal manejan las autoridades) muestran una realidad desastrosa en los últimos 3 años.
Es hora de exigir a las candidaturas –presidenciales y parlamentarias- definiciones claras y compromisos concretos… aunque sepamos que eso es poco fiable.