El Pew Research Center hizo una encuesta en 39 países del mundo entre marzo y mayo de este año. El 54 por ciento de los consultados estimó que la mayor amenaza para sus países es el calentamiento global. En Chile, el 68% de los consultados la mencionó como la mayor amenaza para el país poniéndola en el primer lugar de las preocupaciones.

Pero si uno observa la agenda de nuestras autoridades, el calentamiento global casi no existe como preocupación.

La gravedad de la situación junto a la ligereza de las autoridades pueden provocar un cóctel explosivo.

Por ejemplo, el intendente de la región del Bío Bío, Víctor Lobos, dijo que se estima que en 30 ó 50 años en esa región “vamos a tener un clima como el de Curicó”. Y agregó: “basta con ver cuál es la economía agraria de Curicó para ver qué economía agraria vamos a tener, y eso significa un cambio tremendamente positivo”.

¿Positivo? ¿Se pueden sacar cálculos positivos de un fenómeno que augura que se seque el país?

La lógica de sacar el provecho corto y chico, haciéndose el leso con los estragos del largo plazo, parece ser el sello de nuestro modelo socioeconómico. Esa es la pesadilla actual.

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