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Al menos 36 personas fallecieron y una decena resultaron heridas la noche del domingo en el espectacular accidente de un bus de peregrinos cerca de Avellino, en la región de Nápoles (sur), según un balance provisional de los bomberos.

A las 01:45 (23:45 GMT), 36 cuerpos habían sido recuperados entre los restos del bus, que voló literalmente desde lo alto de un puente de carretera.

Once personas estaban hospitalizadas.

“La escena es trágica. En la carretera hay coches destruidos, al menos una decena (…) Y debajo hay unos 30 cuerpos cubiertos con sábanas blancas alineados en la carretera provincial”, contó el fotógrafo Cesare Abbate.

Un fotógrafo de la AFP confirmó a su vez que vio “al menos 20 cuerpos” y los bomberos se activaban en condiciones muy difíciles a la luz de linternas.

A preguntas de la AFP, un portavoz policial indicó que los servicios de rescate “seguían sacando gente del vehículo”. “Nuestra prioridad es rescatar a los heridos”, dijo.

Añadió que la autopista A16 Nápoles-Bari estaba cerrada por el accidente.

El autocar, que llegaba a gran velocidad, provocó una enorme colisión en cadena -el fotógrafo de la AFP contó siete u ocho coches encastrados unos en otros- antes de volar literalmente desde un puente de la carretera y aplastarse en unas malezas unos 30 metros más abajo. En la caída, varios pasajeros salieron despedidos del vehículo.

El chófer del autocar figura entre los fallecidos, indicaron los diarios La Repubblica e Il Corriere della Sera.

En el autocar viajaban muchos niños. Varios fueros rescatados heridos, pero todavía con vida.

“La situación es crítica. Nuestros hombres están trabajando para salvar el mayor número posible de vidas”, declaró el jefe de los bomberos, Pellegrino Iandolo, a la televisión Sky TG24. De vez en cuandom los equipos de rescate piden “un poco de silencio” para detectar señales de vida, constató un fotógrafo de la AFP.

Los alrededor de 40 pasajeros del autocar, todos de la provincia de Nápoles, regresaban de una peregrinación a Pietrelcina, la población natal del Padre Pío, un sacerdote italiano canonizado en 2002 y muy venerado en el sur de Italia, y se dirigían a Nápoles.

Según testigos, el autocar pudo tener problemas de frenos. Periodistas locales evocaban otras hipótesis, como una cabezada del chófer o un pinchazo.