La policía de Rio de Janeiro infiltró efectivos de su servicio de inteligencia en las protestas del lunes que terminaron en violencia cerca del edificio donde el papa Francisco se reunió con la mandataria Dilma Rousseff, informó este miércoles en una nota enviada a la AFP.

La Policía Militar (PM) aseguró que los oficiales, del llamado P-2, se encargan de grabar videos de los manifestantes, buscar pruebas y hacer arrestos.

“En ningún momento la policía negó que la inteligencia no tuviera agentes acompañando la manifestación con el objetivo de obtener informaciones y prever movimientos. Estas informaciones son importantes para las decisiones del comando”, indicó.

En videos divulgados en internet un hombre, que supuestamente se identifica como policía, lanzó un cóctel molotov contra las autoridades durante la degeneración de la manifestación en violencia.

Pero la PM desmintió que el hombre sea un policía.

“Estos agentes de inteligencia trabajan apenas con la observación. Pensar que un policía vaya a lanzar un cóctel molotov a colegas de profesión, colocando sus vidas en riesgo es algo que ultrapasa los límites del sentido común y revela una trama sórdida para justificar la violencia criminal de estos vándalos”, lanzó la PM en el texto.

La persona que lanza el cóctel está vestida con una camiseta similar a la que tiene en otro video un hombre que transita cómodamente, junto a un compañero, por la barrera policial tras mostrar una credencial a los oficiales.

Un tercer video muestra a un civil correr con policías para arrestar a alguien. Según el diario O Globo, la ropa del infiltrado es también similar a la del agresor con el cóctel molotov.

La fiscalía de Rio anunció que una comisión especial investigará los hechos.

El lunes, la policía dispersó con gases lacrimógenos y chorros de agua a cientos de manifestantes que protestaban contra el gasto público para la visita del papa, que preside la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) hasta el domingo.

Un fotógrafo de la AFP fue herido en la cabeza por un bastonazo de un policía.

En junio, más de un millón de personas tomaron las calles de varias ciudades de Brasil para exigir mejores servicios públicos y protestar contra los millonarios gastos de la Copa del Mundo y la corrupción rampante.