Como muchos estadounidenses, Travis Lerol ha sido propietario de numerosas armas de fuego en su vida, pero su “Liberator”, una pistola de un sólo tiro, es única: la ha construido él mismo en su garaje, con una impresora 3D.

“Sólo he podido disparar una vez, de las 200 que intenté”, suspira este ingeniero de 31 años, entrevistado por la AFP en su casa de Hanover, cerca de Baltimore, en el este de Estados Unidos.

El mecanismo de disparo, una especie de cabeza de alfiler, “parece poco fiable y he escuchado que otra gente que imprimió (Liberators) ha tenido también problemas”, añadió Lerol.

“Es más un proyecto divertido que una arma práctica para mi. Tengo mejores. No va a sustituir a ninguna… Es un proyecto divertido con algo de desafío”, agregó.

Con un ligero parecido a su homónimo -armas lanzadas con paracaídas por los estadounidenses a la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial- la Liberator tiene un calibre de 380, es de plástico, y es la primera arma de fuego que se puede fabricar a través de una impresora 3D.

Su guía de fabricación ha sido descargada 100.000 veces en pasado mayo de la página de Defense Distributed, una asociación que milita para la fabricación de este tipo de armas utilizando tecnología 3D.

El departamento de Estado que controla la licencia y exportación de armas a través de un servicio especializado, el “Directorate of Defense Trade Controls”, suprimió la página. Pero las primeras descargas se extendieron rápidamente y fueron republicadas por la red.

“Creo que la guía fue descargada al menos un millón de veces”, estima Cody Wilson, estudiante de Derecho de la Universidad de Texas que creó Defense Distributed, en un correo a la AFP.

“Armas indetectables”

Pero como afirma Lerol, uno de los pocos que admiten públicamente que ha fabricado la pistola, “muchos aún no la han imprimido”.

En Nueva York y California se interpusieron recursos judiciales para prohibir las armas en 3D y se sometieron a la comisión judicial de la Cámara de Representantes proyectos de ley sobre “armas indetectables”.

“Desde el punto de vista puramente constitucional es una afrenta a la igualdad ante la ley, porque la producción de armas individuales es legal en Estados Unidos”, asegura Wilson.

Las armas de fuego son fuente de polémica en el país, especialmente tras la masacre ocurrida en diciembre pasado en la escuela Sandy Hook en Newtown (Connecticut, nordeste) que dejó 20 niños y seis adultos muertos.

En un país donde se cuentan casi tantas armas (300 millones estimadas) como habitantes (315 millones) y donde las armas son responsables de más de 30.000 muertes al año, el derecho a la “tenencia de armas” está inscrito en la Constitución.

“Las armas pueden ser fabricadas por personas que no cuentan con licencia para hacerlo, mientras éstas no se pongan en venta o distribución”, afirma la agencia federal ATF (Bureau of Alcohol, Tobacco, Firearms and Explosives) en su página de internet.

De hecho, desde hace tiempo los amateurs organizan “fiestas” para montar armas, como el fusil de asalto AK-47, a partir de piezas compradas en la web.

Lerol, que practica tiro libre, ya ha fabricado dos Liberators con una impresora 3D valorada en 1.300 dólares. Aunque no es lo único que ha fabricado. También creó una tetera china, un zapato con suela de goma plana, piezas de ajedrez y partes de un fusil.

Sus amigos le miraron raro el día que llevó su Liberator al club de tiro, pero no le importa, “la gente tiene a menudo miedo de las novedades tecnológicas. No comprenden y se preocupan por las consecuencias” especialmente terroristas, afirma.

“Esta arma no es verdaderamente indetectable” en los aeropuertos, asegura. “Y no la voy a utilizar para maleantes. Hay otras armas mucho mejores disponibles”.