Las negociaciones para la formación del gobierno interino egipcio se intensificaban este sábado y todo parece indicar que el nuevo hombre fuerte del país, el general Abdel Fatah al Sisi, seguirá siendo ministro de Defensa, un día después de las manifestaciones en favor del presidente derrocado Mohamed Mursi.

El primer ministro Hazem Beblawi confirmó este sábado al diario Al Ajbar que iba a reunirse el sábado y el domingo con algunos de los futuros ministros.

Según fuentes oficiales, la composición del gobierno está decidida en un 90%.

El gobierno de transición se anunciará a mediados de la semana que viene, afirmaron las mismas fuentes, citadas por la agencia oficial Mena.

El ministro del Interior, Mohamed Ibrahim, y sobre todo el de Defensa, el general Al Sisi, permanecerán Estos movimientos dan fe de la voluntad de las nuevas autoridades de progresar a pesar de las protestas de los partidarios de Mursi, destituido por el ejército el 3 de julio después de que manifestaciones multitudinarias pidieran su dimisión.

“Habrá una nueva manifestación masiva el lunes”, advirtió un portavoz de los Hermanos Musulmanes, Tareq al Mursi. “Será pacífica”, afirmó a la AFP.

El viernes, decenas de miles de manifestantes reclamaron una vez más el regreso del presidente islamista, más de una semana después de que el ejército lo derrocara y anunciara un proceso de transición.

Cientos de manifestantes opuestos a Mursi también se congregaron en la plaza Tahrir y en las inmediaciones del palacio presidencial, donde al final del día rompieron el ayuno del primer viernes del ramadán.

A lo largo del día, la muchedumbre se concentró sobre todo frente a la mezquita Rabaa al Adawiya, en el barrio de Nasr City, donde los pro Mursi manifiestan desde hace dos semanas.

“Estamos aquí para transmitir a los militares el mensaje de que no renunciaremos a la legitimidad” del primer presidente elegido democráticamente, declaró a la AFP Ashraf Fangary.

“Defenderemos a Mursi con nuestra sangre”, añadió Mohamed Yusry.

Con el corán en una mano y la bandera egipcia en la otra, los manifestantes islamistas fustigaron con anterioridad al ejército y reiteraron su lealtad a Mursi, constató la AFP.

“Nos quedaremos un mes, dos meses, e incluso un año o dos si hiciera falta”, dijo a la muchedumbre un responsable islamista, Safwat Hegazi.

Y reiteró las exigencias de los Hermanos Musulmanes: regreso inmediato de Mursi, celebración de elecciones legislativas y creación de una comisión para la reconciliación nacional.

Por el momento, las nuevas autoridades egipcias hacen oídos sordos a sus reivindicaciones. Afirman que Mursi se encuentra en “un lugar seguro” y recibe un “trato digno”. Pero no fue visto en público desde su detención y destitución el 3 de julio.

Washington, que concede 1.300 millones de dólares anuales en ayuda militar a Egipto, pidió el viernes que sea liberado.

El mismo pedido hizo Alemania.

Aunque las manifestaciones del viernes no fueron violentas, lo cierto es que casi un centenar de personas murieron desde el derrocamiento de Mursi, acusado de haber traicionado los ideales de la revuelta contra Hosni Mubarak, de no haber sabido gestionar el país y de haber favorecido a su cofradía.

En este contexto, el ramadán comenzó en un ambiente mucho menos animado de lo habitual en el país más poblado del mundo árabe (84 millones de habitantes), donde 53 personas murieron el lunes durante una manifestación.

El proceso de transición política, dictado por el presidente interino Adly Mansur, prevé, entre otras cosas, la adopción de una nueva Constitución antes de la celebración de elecciones.

Pero Hazem Beblawi, un exministro de Finanzas, tiene también por delante la difícil tarea de reactivar la economía. El mismo resumió que sus prioridades eran restablecer la seguridad, garantizar el acceso a los alimentos y servicios y preparar elecciones.