El paro convocado por la CUT este jueves tiene cosas buenas y malas.

Lo bueno es que la multisindical ha demostrado que es capaz de instalar temas que, antes, no eran considerados. La CUT está ante la posibilidad de interpretar un cambio en nuestra sociedad. El cambio es el hastío y la rabia frente a una política socieconómica que generó concentración económica y desigualdad durante un largo período de crecimiento.

Pero también hay cosas malas. En primer lugar, el discurso sin matices de la CUT, que no asume que el mundo del trabajo ha cambiado. Muchos jóvenes quieren emprender desde la libertad, y no desde el estrecho mundo de unas consignas que recela de la libertad y del emprendimiento.

Y finalmente, está la política. La antigua Central Unica de Trabajadores se desdibujó cuando se convirtió en plataforma de los partidos, particularmente el Comunista y el Socialista.

El PC puede tener la tentación de usar la CUT para promover a dirigentes. El desafío es cómo politizar sin caer en la decadencia de los partidos políticos. Porque es claro que la política y los partidos políticos no son la misma cosa.